Posponiendo las decisiones difíciles sobre el cambio climático
Según los expertos, el acuerdo alcanzado en Cancún supone un aumento de entre 3 y 5 grados del calentamiento global.
Canadá, que ha aumentado un 30% sus emisiones contaminantes, ha sido elegida por más de 500 ONG el país más obstruccionista del mundo.
Las negociaciones internacionales para afrontar el cambio climático se desarrollaron a ritmo glacial en el palaciego y excesivamente refrigerado Moon Palace Resort, un recinto de varios hoteles en las afueras de la ciudad turística mexicana de Cancún. Dos semanas de discusiones se prolongaron en la mañana de este sábado, ante la negativa de la delegación de Bolivia a aceptar un acuerdo débil que “podría llevar la temperatura media mundial a un aumento de más de cuatro grados”, dijo el negociador jefe, Pablo Solón. Al final, las continuas objeciones bolivianas fueron sofocadas por los aplausos y vítores de más de 190 delegaciones nacionales cuando la presidenta de la conferencia, la canciller mexicana Patricia Espinosa, dio por concluida la asamblea declarando el “consenso sin Bolivia”. “El texto de Cancún es una victoria falsa y vacía, impuesta sin consenso”, sostuvo Bolivia en un comunicado final. El gobierno boliviano dijo sustentar su postura en la ciencia. La Organización Meteorológica Mundial sostuvo la semana pasada que la actual será la década más caliente de la historia desde 1853, año en que comenzaron los registros.
Las más de 100 páginas de documentos que conforman los “Acuerdos de Cancún” no harán nada para abatir las emisiones de gases que están calentando el planeta. Pero revivieron las negociaciones en la Organización de las Naciones Unidas, casi extintas en la reunión anterior, celebrada en Copenhague en 2009. Muchos creen que lo acordado aquí sienta las bases para un tratado real a adoptarse en la 17 Conferencia de las Partes (COP 17) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que comenzará en Durban, Sudáfrica, el 28 de noviembre de 2011.
“No puedo discrepar con Bolivia, basado en la ciencia, este acuerdo así como está significa cuatro grados más de calentamiento“, sostuvo el director ejecutivo de Greenpeace, Kumi Naidoo. “El texto no es lo suficientemente bueno, pero rescata las negociaciones y quizás nos traiga un tratado realmente justo, ambicioso y equilibrado en Durban”, dijo Naidoo. “Los gobiernos dieron una clara señal de dirigirse juntos hacia un futuro de bajas emisiones”, señaló la secretaria ejecutiva de la Convención, Christiana Figueres. Los Acuerdos de Cancún representan “los fundamentos esenciales sobre los cuales se construirá una ambición mayor y colectiva”, añadió en una declaración. “Es patético que la comunidad internacional luche tanto para saltar un obstáculo tan bajo”, apuntó Naidoo. “Nuestra única esperanza es movilizar un amplio movimiento, con todos los sectores de la opinión pública y la sociedad civil, antes de Durban”, añadió.
El viernes por la noche, en los corredores del Moon Palace el optimismo sorprendía. No sólo las negociaciones no habían colapsado, sino que había acuerdos formales en varios asuntos. Por ejemplo, el reconocimiento de que las reducciones de gases de efecto invernadero deben dar respuesta a la recomendación científica –entre 25 y 40 por ciento menos de emisiones para 2020 respecto de los volúmenes de 1990—y que el aumento aceptable de la temperatura mundial debe mantenerse debajo de los dos grados, en lugar de llegar a los dos grados, como sostenía el Acuerdo de Copenhague.
Pero Canadá, Estados Unidos, Japón y Rusia consiguieron evitar un tratado vinculante sobre cómo lograr esas metas, presionando a favor del abandono del Protocolo de Kyoto –único tratado obligatorio sobre el cambio climático—para ser reemplazado por una mera promesa y un sistema de revisión, tal como proponía el Acuerdo de Copenhague, según la red Amigos de la Tierra Internacional.
Las promesas que se han efectuado hasta ahora en el marco del Acuerdo implican aumentos de la temperatura de entre tres y cinco grados, según la mayoría de los análisis. “El pacto logrado es totalmente inadecuado y podría conducir a un cambio climático catastrófico”, dijo el presidente de Amigos de la Tierra, Nnimmo Bassey.
Los países en desarrollo deben reducir sus emisiones en 40 por ciento en el marco de un nuevo período de compromisos obligatorios del Protocolo de Kyoto, que debería regir desde 2013. La actual meta de Kyoto, abatir las emisiones en 5,2 por ciento respecto de los volúmenes de 1990, debería alcanzarse en 2012. La mayoría de los países desarrollados que son parte del Protocolo cumplieron con sus obligaciones, excepto Canadá, que elevó su contaminación climática en 30 por ciento.
Ese país, Japón y Rusia advirtieron que no aceptarán un segundo compromiso en el marco de Kyoto. Y Estados Unidos se niega a ratificarlo. Esas posiciones casi hacen fracasar la reunión de Cancún, pues las naciones en desarrollo llevan mucho tiempo insistiendo en que los países ricos deben asumir nuevos compromisos en el Protocolo.
Pero la batalla final sobre Kyoto se librará en Durban
También se adoptó un Fondo Climático Mundial con un compromiso de abastecerlo de 100.000 millones de dólares hasta 2020 y de 35.000 millones en 2012 para asistir a los países pobres en la reducción de sus emisiones y en la tarea de afrontar los impactos del calentamiento. El Banco Mundial distribuirá los recursos en los tres primeros años, pero la administración y supervisión del Fondo estarán en manos de una junta directiva con participación igual de países desarrollados y en desarrollo, en el marco de la Convención.
La protección de los bosques tropicales es el gran avance que emerge de Cancún. Los gobiernos decidieron establecer un proceso de tres etapas para que los países con selvas frenen la deforestación y sean compensados por las naciones ricas. El acuerdo prevé proteger a las comunidades forestales y la biodiversidad. Se estima que la deforestación aporta entre 15 y 20 por ciento de las emisiones de gases invernadero. “Esto es mucho mejor que lo que conseguimos en Copenhague”, dijo Peg Putt, del grupo conservacionista estadounidense Wilderness Society. “Hubo reconocimiento formal de los múltiples beneficios de la integridad de los bosques y ecosistemas”, dijo Putt a TerraViva.
Pero se necesita aún mucho trabajo para fortalecer las salvaguardas ambientales y sociales y definir los detalles del nuevo instrumento financiero para la Reducción de las Emisiones Causadas por la Deforestación y la Degradación de los Bosques (REDD). La REDD sigue siendo polémica, Se objeta sobre todo que no se trate más que de un camino para movilizar entre 10.000 y 30.000 millones de dólares por año para proteger selvas mediante la venta de créditos de carbono a las industrias, en lugar de que éstas reduzcan sus emisiones. “Siento que es un buen pronóstico para los bosques”, sostuvo Putt.
Muchos grupos indígenas y ecologistas rechazan de plano la REDD si ésta permite a las naciones ricas eludir las verdades reducciones de su contaminación mediante este sistema de compensaciones. “Nos negamos a las falsas soluciones, como los mecanismos de mercado de carbono de la REDD”, dijo Tom Goldtooth, director ejecutivo de la Red Indígena Ambientalista. La REDD entraña un nuevo conjunto de derechos de propiedad comercializables, basados en los árboles y otros servicios ambientales, dijo Goldtooth. “Si vamos a salvar el clima, debemos centrarnos en soluciones reales que aseguren que los bosques no se talen y que los derechos de los pueblos se respeten”, agregó.
Si bien la postura de Bolivia será muy comentada, más de 500 organizaciones no gubernamentales reunidas en la Red de Acción Climática eligieron nuevamente a Canadá como el país más obstruccionista del mundo. El gobierno derechista de Stephen Harper obtuvo el “Premio del Fósil Colosal” del año, por sus persistentes intentos de bloquear un acuerdo, en defensa de su sector petrolero, dedicado a la explotación de las arenas empetroladas. “El sector de las arenas empetroladas de Canadá forma parte de la elite mundial, las cinco estrellas de la contaminación de gases invernadero”, indicó la Red. “Pese a su generalizada futilidad climática, los canadienses pueden tener la seguridad de que al menos hay una cosa en la que su país es muy, muy bueno”.
Si el éxito se logra dejando para después las decisiones difíciles, entonces la reunión climática en México fue exitosa porque pospuso la adopción de metas cruciales sobre reducción de gases invernadero, financiación y bosques para la próxima conferencia, dentro de un año en Sudáfrica.
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