03 de diciembre de 2010, 06:07Por Fausto Triana
París, 3 dic (PL) Los vientos que soplan hoy en torno al futuro del euro, la principal divisa europea, parecen chocar en sus propios contrasentidos con elementos positivos y pesimistas que lo rodean al mismo tiempo en Francia.
Christine Lagarde, la muy respetada ministra francesa de Economía y Finanzas, ha puesto en la picota su credibilidad al reiterar en estos días que no existen peligros contra el euro y que todo se resolverá satisfactoriamente.
Empero Lagarde, ahora cuestionada por no referirse anticipadamente a la debacle de la economía de Irlanda y minimizar de momento la fragilidad de Portugal y España, es señalada por analistas como la arquitecta de un eventual euro fuerte.
Es una posibilidad que se discute a puertas cerradas y ya dejó de preservarse en silencio absoluto. Según corrillos diplomáticos, Alemania y Francia negocian el diseño de futuros Euro-Marco y Euro-Franco, en caso de emergencia. Philippe Simmonot, doctor en Ciencias Económicas y antiguo columnista del diario Le Monde, acaba de publicar un libro que sostiene argumentos en esa dirección, dando por sentado que a mediano plazo su país abandonará la Eurozona tal como está.
Su obra lleva por título "Le jour oú la France sortirá de lÂ�Euro" (El día que Francia saldrá del euro) y revela la tendencia en el horizonte de que los más ricos de la Unión Europea (UE) terminen por crear una moneda sobreprotegida.
Sin embargo, el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, aseguró que las medidas de austeridad en los países de la zona euro no llevarán necesariamente a la recesión.
"El euro no está en crisis. Ciertamente sufre los vaivenes de la crisis económica y la imprevisión de algunos países en sus esquemas de desarrollo, pero las medidas adoptadas surtirán efectos", subrayó.
Por su parte, el ministro de Finanzas de Alemania, Wolfgang Schaeuble, recalcó que los gobiernos del bloque comunitario tienen los medios para salvar al euro y predijo que el nerviosismo de los mercados financieros se calmaría gradualmente.
A nadie le interesa fulminar al euro, porque traería consecuencias muy graves para la comunidad internacional, así que estoy totalmente convencido de que tenemos todos los medios para preservar el futuro del euro, como una divisa global estable, dijo. |
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