07 de diciembre de 2010, 03:10Por Katia Monteagudo (Prensa Latina)*
Luego de varios días de acoso policial y mediático, Julian Assange, la cara visible del portal Wikileaks, decidió entregarse personalmente a la justicia británica.
Ya dejó de ser el hombre más buscado del mundo, como varios medios lo denominaron desde que la INTERPOL emitió -a petición de la justicia sueca- una orden de captura internacional.
Los abogados del caso advierten que a partir de ahora comenzará una larga pugna judicial, aunque las leyes de Suiza formularon una eurorden, un procedimiento que abrevia los procesos de extradición entre los estados miembros de la Unión Europea.
Assange permanecerá en Londres hasta la semana próxima, ya que le denegaron la petición de libertad condicional hecha por sus abogados.
La acusación de violación que pesa sobre él se basa concretamente en no haber llamado a una joven al día siguiente de disfrutar una noche con ella; haberle pedido el pago de un boleto para el autobús; practicar el sexo sin resguardo y realizar dos encuentros amorosos en una semana.
No pocos analistas insisten en lo absurdo de este proceso, y coinciden en que es una manera de desacreditarlo públicamente, ya que no hay forma legal para enjuiciarlo por filtrar documentos secretos en Wikileaks, como han estado pretendiendo varios senadores estadounidenses.
Incluso el demócrata Joseph Lieberman encabeza una propuesta de ley para que sea juzgado el que publique el nombre de una fuente de inteligencia de Estados Unidos. Filtrar información ya está contemplado como un delito, de modo que la nueva ley está enfocada directamente en contra de quienes la divulguen.
"Esta ley ayudará a responsabilizar criminalmente a quienes ponen en peligro a estas fuentes de información que son vitales para proteger nuestros intereses de seguridad nacional", dijo recientemente Lieberman.
El proyecto ha sido bautizado como Acta SHIELD, y sería una enmienda al Acta de Espionaje, la cual prohíbe la divulgación de información clasificada de Estados Unidos. Igual obligará a develar la identidad de los informantes y sus actividades.
Aún si se aprobara, WikiLeaks no podría ser juzgada usando esa normativa, ya que las leyes no son retroactivas. Tampoco la web ni sus administradores son ciudadanos norteamericanos.
No obstante, el analista canadiense Jean Guy Allard, en entrevista al canal multinacional Telesur, aseguró que el proceso que enfrenta Assange es una trampa.
Allard sostiene que las publicaciones del australiano han roto con la credibilidad de la diplomacia norteamericana, además de revelar el verdadero propósito de los servicios de inteligencia de Estados Unidos, basado en recoger información para ser utilizada con fines desestabilizadores.
Este investigador logró encontrar la pieza perdida del rompecabezas de la acusación hecha a Assange: quiénes son las mujeres que lo inculpan y a qué se dedican, detalles omitidos de forma generalizada por los medios.
Assange es acusado por Ana Ardin, una cubana muy activa en campañas de difamación contra la Isla caribeña, quien reside en Suecia y es dueña de un club a donde la gente acude para tener las relaciones que desee.
Ella y su amiga Sofía Tilden lo denunciaron por haber mantenido relaciones íntimas sin preservativo, entre otros detalles, que califican en la legislación sueca como delito sexual.
Ardin está vinculada -asegura Allard- a Carlos Alberto Montaner, prófugo de la justicia cubana y al servicio de la CIA.
La prisión preventiva de Assange no es más que el primer paso de un cerco que se cierra sobre su persona, ahora publicitada como la del enemigo número uno.
* Redacción de Temas Globales. |
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