22 de noviembre de 2010, 05:04Por Antonio Rondón García
Moscú, 22 nov (PL) La cumbre del Consejo de Rusia y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) presentó un consenso de mutuo acuerdo para los 29 países reunidos en Lisboa, donde la alianza atlántica aprobó una doctrina que amenaza a todo el orbe.
En otras palabras, Moscú y Bruselas parecieron dejar atrás el período de relaciones congeladas tras la respuesta bélica de Moscú a la agresión georgiana contra Osetia del Sur, en agosto de 2008, para centrarse en dos puntos: el escudo antimisil y Afganistán.
De la iniciativa presentada hace un año por el presidente ruso, Dmitri Medvedev, para la firma de un acuerdo de seguridad europeo jurídicamente vinculante, se habló poco en Portugal, más bien se dio desarrollo a la formación de un escudo antimisil común en Europa.
Rusia lo posiciona como un sistema de Defensa Antimisil Europeo, mientras en los documentos de la OTAN aparece sin circunscribirlo solamente al Viejo Continente.
Pero Medvedev esbozó en pocas palabras lo que Rusia propone desde su punto de vista: un esquema sectorial de defensa antimisil regional.
Funcionarios gubernamentales explicaron al diario Kommersant en que consistiría la propuesta.
Los estados de la alianza atlántica, con sus sistemas nacionales de localización lejana y pronto aviso, así como sistemas antiaéreos, se comprometan a neutralizar cualquier ataque de misil que provenga de su zona de responsabilidad contra Rusia.
Moscú se comprometería, a su vez, a garantizar la intercepción de cualquier disparo de cohetes contra Europa desde su zona de vigilancia.
Sin embargo, la misma publicación considera que tal propuesta denota la poca disposición de ambas partes a aceptar la intromisión de extraños en sus respectivos esquemas de defensa.
Tras la euforia en Lisboa vendrán análisis más sopesados para evaluar la verdadera dimensión de lo ocurrido allí, aunque persisten las diferencias sobre la razón para justificar la formación de un escudo antimisil. Occidente habla de Irán, Rusia lo pone en duda.
Medvedev reconoció en una conferencia de prensa en la capital lusa que existen diferencias de fondo como en el caso del estatus que una y otra parte le conceden a las repúblicas autónomas de Osetia del Sur y Abjasia o de los elementos para definir las amenazas coheteriles.
Asimismo, como afirma el ex jefe del Estado Mayor General ruso, coronel-general Viktor Yesin, Rusia deberá participar en un escudo antimisil para toda la región europea y no específicamente de la OTAN.
Yesin considera que Moscú deberá exigir los principios de igualdad para determinar la forma, infraestructura, las tareas y las responsabilidades del nuevo sistema antimisil.
Una declaración conjunta del Consejo Rusia-OTAN señala que sus estados miembros evitarán la amenaza de la fuerza o del empleo de la fuerza tanto de unos contra otros, como contra cualquier otro país.
La nueva doctrina de la OTAN, sin embargo, amplía su rango de acción tanto en el tiempo como en la forma, es decir, se arroga el derecho a intervenciones preventivas y hacerlo por cualquier causa, ya sea para garantizar su seguridad energética, económicaâ�� en fin todo.
En el consejo Rusia-OTAN se habló de cómo ampliar la participación de Moscú en la preparación de pilotos, militares, agentes antidrogas y antiterroristas afganos y de cómo suministrar helicópteros rusos a ese país asiático, atacado por Estados Unidos.
Rusia también abrió la posibilidad del llamado movimiento inverso de logística, es decir, a través de su territorio y espacio aéreo desde Afganistán, donde ya murieron dos mil 200 militares de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad de ese país (ISAF).
La prensa local estima que Medvedev se presentó en Occidente como un presidente ruso capaz de llegar a arreglos importantes en materia de seguridad regional y con el cual definieron un listado de amenazas y desafíos comunes en el siglo XXI, a diferencia de años anteriores.
En ese sentido, la declaración conjunta del Consejo Rusia-OTAN se refiere a la necesidad de establecer el trabajo de ese órgano "bajo cualquier clima político", en alusión al reciente período de enfriamiento tras los referidos sucesos de 2008.
La prensa rusa destaca, por otro lado, que una vez borrado, al menos en papeles, el concepto de Rusia como enemigo, la razón de ser de la alianza atlántica parece ser convertirse en fuerza gendarme de carácter mundial para "resolver" o "evitar" cualquier problema en el orbe.
Mientras, surgen nuevas interrogantes de hasta donde el escudo antimisil europeo puede perjudicar la capacidad de contención estratégica de Moscú.
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