Egipto vive un día crucial: la "marcha del millón de personas" convocada para este martes en El Cairo podría decidir el futuro del gobierno del presidente Hosni Mubarak, algo que podría tener repercusiones en todo el Medio Oriente.
Una marcha similar también está convocada en Alejandría y no se descartan manifestaciones multitudinarias en otras ciudades, especialmente luego de que el ejército anunciara que no piensa usar la fuerza en contra los manifestantes por considerar "legítimas" las "demandas del pueblo".
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Según el editor de la BBC para Medio Oriente, Jeremy Bowen, este anuncio puede resultar fundamental pues sugiere que Mubarak ya no cuenta con el apoyo incondicional de los militares y elimina gran parte del temor que podrían tener algunos de los manifestantes.
La situación, sin embargo, sigue siendo impredecible. Estos son algunos de los escenarios posibles del conflicto que este martes entra a su segunda semana.
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Alguien de las esferas del poder toma las riendas
Mubarak puede prometer retirarse de forma gradual, prometiendo no presentarse a las elecciones presidenciales previstas para septiembre de este año, o incluso dimitir inmediatamente en favor de alguno de los actuales miembros de su gabinete.
Y el nombramiento como vicepresidente de Omar Suleiman -un hombre aceptable para la élite militar, para occidente y para Israel-, lo perfila como el más probable sucesor de Mubarak.
Por lo pronto, el nuevo ministro de Finanzas de Egipto, Samir Radwan, le dijo al programa World Today de la BBC que él estaba recibiendo sus órdenes de manos del vicepresidente (Suleiman) y del Primer Ministro (Ahmed Shafiq).
Suleiman, por su parte, explicó a través de un mensaje televisado que había empezado a establecer "contactos inmediatos" con todas las fuerzas políticas, con el fin de impulsar importantes reformas políticas y económicas.
Pero Suleiman, quien anteriormente se desempeñaba como jefe de los servicios de Inteligencia de Mubarak, no es una figura popular entre los manifestantes. Y, con más de 70 años, la edad es un factor en su contra.
Esto significa que su nombramiento, de producirse, no pondría necesariamente fin a las protestas.
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Gobierno conjunto mientras se organizan las elecciones
Esta opción garantizaría la sobrevivencia de parte del actual sistema en el poder, pero no la del presidente y sus socios más cercanos.
Probablemente es lo que la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, tenía en mente cuando invitó al gobierno de Egipto a garantizar "una transición ordenada".
En este escenario, Mohamed el Baradei podría surgir como una figura comprometida para garantizar la transición y establecer nuevas reglas para las elecciones presidenciales y parlamentarios, que garanticen la confianza de los egipcios.
Pero no está claro el nivel de apoyo que El Baradei tendría por parte de los Hermanos Musulmanes, organización islamista que en cualquier elección libre y justa aspiraría a obtener gran parte de los votos.
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Elecciones anticipadas
Podrían efectuarse bajo supervisión internacional, pero igualmente sería necesario modificar la ley electoral actual.
Y existe la posibilidad de una victoria de los Hermanos Musulmanes, el principal grupo de oposición, lo cual generará una sustancial reacción internacional.
Aunque oficialmente ilegales, los Hermanos Musulmanes son muy respetados en Egipto y cuentan con grandes apoyos, especialmente por su labor a través de organizaciones humanitarias. Pero no tienen experiencia en el poder y su labor es poco conocida y comprendida en Occidente.
¿Cómo se reconciliaría su objetivo de crear un estado gobernado por la ley islámica que a su vez apoye los principios democráticos? ¿Son principios que se excluyen mutuamente?
¿Puede una organización conservadora y abiertamente islamista gobernar una sociedad que incluye a diez millones de cristianos? ¿Qué tipo de relaciones establecería con Estados Unidos e Israel?
Los Hermanos Musulmanes no son el Talibán, pero la pregunta es si están lo suficientemente cerca de, digamos, el Partido de la Justicia y el Desarrollo turco (AK), un grupo moderado islamista, como para alcanzar algún tipo de relación funcional con Occidente.
Tampoco se puede descartar una coalición entre los Hermanos Musulmanes y grupos seculares. Pero alianzas políticas entre estos grupos en la oposición ya han fracasado.
El Baradei, por su parte, es respetado en Occidente y tiene algo de apoyo entre las clases medias egipcias. Cuenta con buenas credenciales democráticas y, además, como ex jefe de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) se enfrentó a EE.UU. en el tema de las actividades nucleares de Irán y en cuanto a las afirmaciones de que Irak tenía armas nucleares.
Pero también es alguien que ha pasado mucho tiempo fuera de Egipto y no se sabe la cantidad de apoyo que tiene entre las fuerzas armadas o entre las clases populares.
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Las protestas son reprimidas y Mubarak se aferra al poder
A pesar del gran despliegue del ejército y la policía y de que mucha gente ha muerto en las protestas, las fuerzas de seguridad no han empleado todo su músculo y sus recursos en reprimir a los manifestantes.
Pero esta opción parece poco probable, pues el ejército ya dejo claro que no piensa utilizar la fuerza en contra de sus propios ciudadanos.
Después de todo los militares se ven a si mismos como apolíticos y salvadores de la nación. Aliarse con el presidente y contra la voluntad del pueblo les haría perder su legitimidad y su posición privilegiada en la sociedad egipcia.
Al mismo tiempo EE.UU. ha dado una clara señal de que estará en contra de cualquier represión de las protestas al estilo de las de Tiananmen, en China.
Un derrumbe de la seguridad también tendría un gran impacto en la economía egipcia, que alejaría definitivamente a los turistas y llevaría a las fábricas a cerrar durante largas temporadas. El precio del petróleo ya subió drásticamente y existe el temor de que se interrumpa el tráfico en la zona del Canal de Suez.
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Toma violenta del poder
Algunos analistas han advertido del peligro potencial de que en Egipto ocurra algo como en Irán en 1979, cuando una alianza de grupos laicos y religiosos derrocó al Sha, y que los fundamentalistas religiosos "secuestren" la revolución e impongan un régimen teocrático.
Dicen igualmente que Egipto podría caer el caos con la salida de Mubarak y que grupos yihadistas impongan su fuerza como en Yemen.
No obstante, otros observadores creen que esto es improbable porque, dicen, los Hermanos Musulmanes no son un movimiento extremista.
La fortaleza y el nivel de respeto del que gozan las fuerzas armadas también hace esta posibilidad poco viable.
Tampoco hay que perder de vista que estas son las protestas que más tiempo han durado en la historia moderna de Egipto. Y, en contraste, el levantamiento en Túnez, que tiene una población más pequeña que la de Egipto y un ejército mucho más débil, se mantuvo durante un mes.
Las protestas antes de la revolución iraní tomaron la mayor parte del año con un empuje final en diciembre de 1978 y enero de 1979. La fracasada "Revolución Verde" de 2009 se prolongó durante meses, pero se agotó después de un operativo de las fuerzas de seguridad.
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