Un intento por esclarecer el caso Nisman debiera inicia con una pregunta como nudo borgiano, gambeteando la trama policial. En la búsqueda de enaltecer el sentido común, la pregunta medular es: ¿A quién beneficia y a quién perjudica la muerte de Nisman? Para dar forma a este interrogante es imprescindible expandir la nómina de los posibles beneficiarios y perjudicados a todos los integrantes de la trama real del caso.
De las diversas respuestas comienza a forjarse un entramado sólido de texto, discurso, coyuntura y de contexto, es decir la historicidad de todo ello. En este sentido, preguntar es una actitud política, visibilizar la totalidad del contexto también. Los hechos y la reconstrucción de la verdad histórica de los hechos, puede ser un plato poco apetecible, pero por sus consecuencias deviene en mandato democrático.
Partiendo de una hipótesis que contempla al deceso de Nisman como policausal, resulta inocultable que el primer perjudicado, además del propio fiscal y su familia, ha sido el gobierno. Previo a la muerte, la prensa opositora aceptaba la posibilidad de un triunfo electoral del kirchnerismo, incluso en primera vuelta. Inmediatamente antes de la aparición del cadáver, al interior del FpV se debatía la figura de Scioli como el candidato del espacio. Ambos temas quedaron obturados con el caso del fiscal.
Otro elemento del contexto nacional estuvo dado por una incipiente recuperación económica y disminución de los índices inflacionarios, con la con sabida repercusión electoral de una situación de repunte económica.
Justo antes de la desaparición del fiscal de la causa Amia, se libraba una fuerte batalla en la escena judicial; la Procuradora General, Alejandra Gils Carbó en el centro de la escena, y gran parte de la justicia federal fustigando. La instauración del caso del Juez Federal Claudio Bonadio, había tenido el mérito de exponer en términos públicos la posible vinculación entre la Secretaria de Inteligencia y parte de la justicia federal, con articulación hacia la oposición política. Dentro de dicha telaraña, el desplazamiento por parte del ejecutivo nacional, de la cabeza de la ex SIDE, Jaime Stiusso, es otro dato relevante del contexto criollo. Todos estos actores han visto robustecidas sus posiciones en la disputa con el gobierno; es decir, Nisman fue una pieza clave de su reposicionamiento, insuflando aire a la corporación judicial.
Otra víctima fue la política, puesto que a través de una alquimia simbólica se logró en parte engarzar poder, gobierno, política y asesinato. Así, la fallida interpelación legislativa a Nisman, referida a la aventurada denuncia contra la presidenta, privó a la política de la posibilidad de establecer el carácter de operación política del caso.
Una muerte con semejante repercusión, terminó contaminando el contexto prístino que requerirá la elevación a juicio oral por el encubrimiento del atentado a la AMIA, en el segundo semestre del año.
Ninguna hipótesis explicativa del caso puede disociarse del texto y del contexto; no puede bajo pena de desviar el esclarecimiento, entrar en contradicción con ese cúmulo fáctico. Quienes se beneficiaron con la muerte de Alberto Nisman? Muchos. Nacionales y foráneos.
Localmente los sectores de inteligencia que ejercieron márgenes de autonomía, recientemente desplazados, lograron marcar la cancha, buscando cierto condicionamiento a la hora de re elaborar una política para los servicios. La oposición accedió a un escenario propicio para la utilización política con miras a las elecciones presidenciales. Las opciones electorales enunciadas por los poderes fácticos como representativos y viables: Macri, Massa y Scioli usufructuaron largamente la muerte, convirtiéndose en ganadores netos.
Pero vinculado a la naturaleza del desempeño específico de Nisman, quien se benefició con su muerte? No se puede desnaturalizar el hilo conductor de los hechos quintando la voladura de la Embajada, piedra fundante de toda esta saga. Aquí el móvil policausal encuentra el margen necesario para pavonarse. Nunca importó las afirmaciones investigativas de Nisman sobre el atentado, no hace a la sustancia del esclarecimiento; siempre su investigación y su persona fueron instrumentales, lo significativo y potente ha sido su deceso. Si no existiera la posibilidad de conducir y dirigir la construcción de la significación de su muerte, seguramente no estaría muerto.
Comprobada dicha capacidad en los hechos, el fiscal muere, según el texto, el discurso hegemónico, por denunciar el encubrimiento a un atentado presuntamente efectuado por el mundo islámico. El contexto de las muertes en París, refuerza la creencia simbólica de la supremacía occidental sobre el Islam, desterrando como barbárico cualquier otra vía de desarrollo, coincidentemente cuando Latinoamérica había comenzado una profunda discusión sobre el rol de los actores principales de occidente en el resto del mundo. Nadie arriesgaría en este nuevo contexto a presentar a Latinoamérica como la condición de posibilidad para re inventar (salvar) a occidente. Aquí pierde el discurso de desarrollo autónomo de Latinoamérica en contra posición al reforzamiento del discurso occidental de los países centrales. Las derechas europeas encuentran un argumento más para atacar los intentos de desarrollo desacoplados de los países periféricos, construyendo un texto según el cual somos tan barbaros como los islámicos que supuestamente protegemos.
En términos específicos aparecen dos grandes beneficiarios de la muerte del fiscal especial de la causa AMIA. Por un lado el estado Israelí, quien ve reafirmado su diatriba cotidiana contra Irán, construyendo una hermenéutica según la cual da certeza de la responsabilidad iraní en el atentado. Desde aquí relanza la fuerte presión para hacer desaparecer el programa nuclear del estado“terrorista” de Irán. Esta afirmación protege a sus operadores argentinos, atento que refuerza el texto que sistemáticamente han propiciado aquí.
El otro ganador, EEUU, tiende a presentarse más confuso por el grado de contradicción que lo atraviesa. Pocas veces ha quedado tan en evidencia la fractura entre la política exterior norteamericana y los representantes constitucionales. Dicho en otros términos, si la ex SIDE tenía una interna, los servicios de inteligencia americanos, el complejo industrial militar y Barack Obama tienen un abismo. No así los republicanos, a los hechos me remito. Esta fractura no existía antes, ya que el mismo George W Bush, había sido el máximo jefe de la CIA antes de ejercer como presidente, permitiendo alinear intereses. Entrado el segundo mandato demócrata la política exterior norteamericana respecto de Irán cambió, entre otras cosas por los logros diplomáticos obtenidos al detener el programa nuclear iraní, y el éxito al lograr bajar el precio del crudo disminuyendo la relevancia geopolítica de los miembros de la OPEC, entre ellos Irán. Cabe destacar que la hipótesis iraní sobre la explosión en la AMIA cronológicamente convino a EEUU ya por aquel momento las relación estaba en máxima tensión.
En el reciente discurso de la Unión, donde el presidente Obama dio por iniciada el año legislativo expresó con total claridad que el vetaría cualquier nueva sanción económica que el parlamento propusiese contra Irán, ya que el camino elegido era el diplomático. Lo decía en referencia a nuevas propuestas que tiene en la gatera los republicanos. Que tiene que ver todo esto con la muerte de Nisman? Hay que remitirse a otra pregunta: a quien responden los servicios de inteligencia de EEUU? A Obama, o al diseño geopolítico del complejo industrial militar, del cual muchos republicanos son accionistas de las empresas proveedoras de insumos? Citemos un caso paradigmático. Recientemente una comisión impulsada e integradas por congresistas norteamericanos demócratas denunció las torturas cometidas por la CIA en diversos países y la existencias de centros clandestinos de detención en Europa. Bueno, sin muchas sorpresas altos líderes republicanos salieron al ruedo para respaldar lo hecho por los servicios secretos de EEUU. Comienza a quedar claro a quien responden. Y Nisman? La construcción de un texto que presente la muerte del fiscal como consecuencia de denunciar encubrimiento de terroristas iraníes, islámicos por cierto, concuerda con la geopolítica del poder real de EEUU. Pero también da una estocada para denunciar y reafirmar que Irán es un estado terrorista, y por consiguiente todos los países latinoamericanos que articulen comercialmente con él son cómplices. El caso venezolano es de manual. Pero no termina allí. Cual fue la relación de Alberto Nisman con los servicios Israelíes y americano? Total, de subordinación. Podría decirse, citando a Juan Pablo Feinmann, que Nisman fue hablado por dichos servicios; Wikileaks lo confirma.
El tinte policial de la muerte contamina el contexto, lo acertado es hablar en términos políticos y geopolíticos. En ese sentido existe un encadenamiento, por las implicancias políticas de este hecho, con sucesos acaecidos en toda la región desde la debacle neoliberal y el renacimiento de proyectos populares latinoamericanos. Durante décadas los proyectos populares fueron abortados por dictaduras salvajes, todas. Todas, articuladas con los servicios secretos del norte; la caída de Allende en Chile quizá sea el más claro. Nada ha hecho cambiar los intereses en juego, son los mismos, lo que si se ha modificado son los instrumentos para alcanzarlos. El golpe de estado en Venezuela, el golpe blando en Paraguay, el intento de golpe y desmembramiento en Bolivia, el intento de golpe y de asesinato en Ecuador, el golpe en Honduras. Con muy pocos tanques, pero con instrumentos sofisticados nuevos: medios de comunicación y poder judicial, sobre la base de la información, articulación y supervisión de los servicios extranjeros. Este es el contexto regional donde una muerte unifica y cohesiona otros elementos con capacidad de dañar el proceso popular argentino.
La muerte de Alberto Nisman es un golpe a varias bandas, con repercusiones internacionales. Pero el punto de capitión es la explosión de la Embajada de Israel en Buenos Aires; implosión o explosión, dolosa o negligente, allí esta parte del huevo de la serpiente.
Para finalizar, la decisión de CFK de disolver la Secretaria de Inteligencia, es epocal, disrruptiva y fundacional. El hecho de que los servicios argentinos están colonizados por servicios externos parecería ser una realidad. Romper con esto, tiene implicancias insondables. Quitarles esta herramienta naturalmente implica que buscaran otras para cumplir la misma función. Acabar con la tercerización de la mano obra dejara, al menos por un tiempo, a cargo de los propios extranjeros el armado de su política. También frenará la sinergia entre justicia federal, servicios, oposición y potencias extranjeras. Este intento de la presidenta es épico, pero se debe ser consciente que un agente de inteligencia dentro o fuera de la fuerza, es un servicio de por vida. Por ello, no se debería crear un órgano de seguimiento de los servicios desplazados?
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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