Según Paul Krugman
Madrid, 25 de octubre. El premio Nobel de Economía 2008, Paul Krugman, habló sobre la crisis de deuda soberana en Europa, y afirmó que la amarga verdad es que cada vez da más la impresión de que el sistema del euro está condenado. A Europa le iría mejor si se hundiera cuanto antes, indica en un artículo en El País, en el cual acota que Grecia, donde comenzó la crisis, no es más que un triste asunto secundario.
El peligro claro y actual proviene más bien de una especie de pánico bancario respecto a Italia, la tercera economía más grande de la eurozona, cuyos acreedores exigen tipos de interés altos que hacen probable la falta de pago, creando un circulo vicioso, dijo.
El actual profesor de economía en la Universidad de Princeton aseguró que la respuesta implica disponer de un fondo que, en caso necesario, preste a Italia y a España dinero suficiente para que no necesiten adquirir préstamos a tipos elevados.
Dicho fondo probablemente no tendría que usarse, puesto que su mera existencia debería poner fin al ciclo del miedo, pero la posibilidad de un préstamo a escala verdaderamente grande, sin duda por valor de más de un billón de euros, tiene que estar ahí, anotó.
Krugman consideró que el problema es que las diversas propuestas para la creación de dicho fondo siempre requieren, al final, el respaldo de los principales gobiernos europeos, cuyas promesas a los inversionistas deben ser creíbles para que el plan funcione.
Italia es uno de esos gobiernos importantes, pero no puede conseguir un rescate prestándose dinero a sí misma, y Francia, la segunda economía de la zona euro, se ha mostrado vacilante últimamente, lo que despierta temores de que se sume a la lista de países en crisis.
Respecto al Reino Unido, Japón y Estados Unidos, con grandes deudas, déficit y capacidad de conseguir préstamos a intereses bajos, el secreto es que siguen teniendo sus propias monedas y los inversionistas saben que, en caso de necesidad, podrían financiar sus déficit imprimiendo más moneda.
Si el Banco Central Europeo respaldara de modo similar las deudas europeas, la crisis se suavizaría enormemente, dijo.
Consideró que Europa necesita una inflación general moderadamente más alta, pues una tasa de inflación general demasiado baja llevaría al sur de Europa a años de deflación demoledora, lo que garantizaría desempleo elevado continuo y cadena de impagos, advirtió.
http://www.jornada.unam.mx/2011/10/26/economia/026n2eco
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