miércoles, 21 de enero de 2015

HACE RATO SE HABIAN SACADO DE ENCIMA AL FISCAL ALBERTO NISMAN.

La lucha desesperada por ocultar a los verdaderos autores del atentado contra la AMIA 

Escrito por Gabriel Fernandez


Como no había ninguna imputación posible concreta contra el gobierno nacional, Nisman no tenía nada saludable –para esos poderes antinacionales- que decir. Y no lo dijo.

La lucha desesperada por ocultar a los verdaderos autores del atentado contra la AMIA

HACE RATO SE HABIAN SACADO DE ENCIMA

AL FISCAL ALBERTO NISMAN.

Lo básico es que como no había ninguna imputación posible concreta contra el gobierno nacional, Nisman no tenía nada saludable –para esos poderes antinacionales- que decir. Y no lo dijo.

Por Gabriel Fernández *

La Señal Medios

19/01/2015

 

Cuando lo llevaron a presentar denuncias sin pruebas, plenamente disparatadas, en contra de la única administración que intentó investigar seriamente el atentado contra la AMIA, lo suicidaron.

¿Quiénes? preguntará el lector.

Somos unos cuantos, pero nos conocemos bastante.

En principio, quienes efectivamente participaron del atentado; luego, quienes se beneficiaron con el mismo; y también, los que aprovechan los sucesos para golpear al proyecto nacional popular.

Es evidente que si alguien se niega a la única posibilidad de investigación sobre los eternos acusados, los iraníes, desea que los mismos sigan siendo imputados en un limbo incomprobable y que jamás se vire la mira en dirección más cercana.

Contrariamente a las primeras tonteras circulantes, al gobierno nacional le convenía que Nisman se presentara al Congreso con sus disparates, articulados sobre informes de Inteligencia realizados por agentes que cobraban sueldo del Estado pero trabajaban para otros intereses.

Cualquier entrevista razonable hubiera echado por tierra las argumentaciones de Nisman en 15 minutos.

Por eso, lo que resolvieron los interesados en ocultar lo ocurrido en la AMIA es suicidar al fiscal y sumir al gobierno en otro limbo de acusado eterno.

El fiscal puede haber tomado la determinación de modo personal, debido al dislate inadmisible que lo llevaron a cometer.

También, puede haber sido forzado a esa decisión para que no se tropezara al argumentar lo indecible.

Eso lo resolverá la Justicia, de ser posible.

Lo básico es que como no había ninguna imputación posible concreta contra el gobierno nacional, Nisman no tenía nada saludable –para esos poderes antinacionales- que decir.

Y no lo dijo.

Se ocuparon de lograr que no señalara nada que pudiera dañar el armado propagandístico.

Ahora bien: esto demuestra la gravedad de la situación.

Las portadas de algunos medios, por estas horas, dan cuenta de la participación de los mismos en esa arquitectura desesperada.

Tal vez sea tiempo de poner en el banquillo de los acusados a los verdaderos responsables del atentado a la AMIA.

Quizás están más cerca de lo que parece.

GF/

 Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios

 

 

 

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