sábado, 7 de mayo de 2011

No se ha hecho justicia, sino venganza

Resulta de todo punto inaceptable que un Estado para responder al terrorismo se haya transformado él mismo en un Estado terrorista

Leonardo Boff

Alai-amlatina

Se necesitaría ser enemigo de sí mismo y contrario a los valores humanitarios mínimos para aprobar el nefasto crimen del terrorismo de Al Qaeda del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York. Pero resulta de todo punto inaceptable que un Estado, el más poderoso del mundo en el terreno militar, para responder al terrorismo se haya transformado él mismo en un Estado terrorista. Fue lo que hizo Bush, limitando la democracia y suspendiendo la vigencia incondicional de algunos derechos, que eran orgullo del país. Hizo más: dirigió dos guerras, contra Afganistán y contra Irak -donde devastó una de las culturas más antiguas de la humanidad-, en las que han muerto más de cien mil personas y ha habido más de un millón de desplazados.

Cabe repetir la pregunta que a casi nadie interesa plantear: ¿por qué se produjeron tales actos terroristas? El obispo Robret Bowman de Melbourne Beach de Florida, que fue anteriormente piloto de cazas militares durante la guerra de Vietnam, respondió, claramente, en el National Catholic Reporter, en una carta abierta al Presidente: «Somos el punto de mira de los terroristas porque, en buena parte del mundo nuestro Gobierno defiende la dictadura, la esclavitud y la explotación humana. Somos el blanco de los terroristas porque nos odian. Y nos odian porque nuestro Gobierno hace cosas odiosas».

No otra cosa dijo Richard Clarke, responsable contra el terrorismo de la Casa Blanca en una entrevista a Jorge Pontual emitida por la cadena Globonews el 28/02/2010 y repetida el 03/05/2011. Había advertido a la CIA y al Presidente Bush que un ataque de Al Qaeda era inminente en Nueva York. No le dieron oídos. Enseguida ocurrió, lo que le llenó de rabia. Esa rabia aumentó contra el Gobierno cuando vio que con mentiras y falsedades, Bush, por pura voluntad imperial de mantener la hegemonía mundial, decretó una guerra contra Irak que no tenía conexión ninguna con el 11 de septiembre. La rabia llegó a un punto tal que, por salud y decencia, dimitió de su cargo.

Más contundente fue Chalmers Johnson, uno de los principales analistas de la CIA, también en una entrevista al mismo periodista, el día 2 de mayo del corriente año. Conoció por dentro los maleficios que las más de 800 bases militares norteamericanas producen, distribuidas por todo el mundo, pues suscitan la rabia y la revuelta en las poblaciones, caldo de cultivo para el terrorismo. Cita el libro de Eduardo Galeano «Las venas abiertas de América Latina» para ilustrar las barbaridades que los órganos de inteligencia norteamericanos cometieron por aquí. Denuncia el carácter imperial de los Gobiernos, fundado en el uso de la inteligencia que recomienda golpes de Estado, organiza el asesinato de líderes y enseña a torturar. En protesta, dimitió y se hizo profesor de historia en la Universidad de California. Escribió tres tomos, «Blowback» (venganza), en los que preveía, con pocos meses de anticipación, los actos de venganza contra la prepotencia estadounidense en el mundo. Ha sido tenido como el profeta del 11 de septiembre.

Éste es el telón de fondo sobre el que entender la actual situación que culminó con la ejecución criminal de Osama Bin Laden.

Los órganos de inteligencia estadounidense son unos fracasados. Por diez años consecutivos han barrido el mundo para cazar a Bin Laden. Nada consiguieron. Sólo usando un método inmoral, la tortura de un mensajero de Bin Laden, han conseguido llegar a su escondite. Por tanto, no han tenido mérito propio alguno.

En esa caza todo está bajo el signo de la inmoralidad, la vergüenza y el crimen. En primer lugar, el Presidente Barak Obama, como si fuese un «dios» ha determinado la ejecución/matanza de Bin Laden. Eso va contra el principio ético universal de «no matar» y de los acuerdos internacionales que prescriben la prisión, el juicio y el castigo del acusado. Así se hizo con Hussein de Irak, con los criminales nazis de Nürenberg, con Eichman en Israel y con otros acusados. Con Bin Laden se ha preferido la ejecución intencionada, un crimen por el cual Barak Obama deberá responder algún día. Por otra parte, se ha invadido el territorio de Pakistán, sin ningún aviso previo de la operación. A continuación se secuestrado el cadáver y lo han lanzado al mar, crimen contra la piedad familiar, derecho que cada familia tiene de enterrar a sus muertos, criminales o no, pues por malos que fueren, nunca dejan de ser humanos.

No se ha hecho justicia. Se ha practicado la venganza, siempre condenable. «Mía es la venganza» dice el Dios de las Escrituras de las tres religiones abrahámicas. Ahora estaremos bajo el poder de un Emperador sobre quien pesa la acusación de asesinato. Y la necrofilia de las multitudes nos disminuye y nos avergüenza a todos.

Leonardo Boff es teólogo, filósofo y autor de Fundamentalismo, terrorismo, religião e paz, Vozes 2009.


Fuente: http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=434

viernes, 6 de mayo de 2011

Humor

Bienvenidos al mundo post-Osama

Pepe Escobar

Asia Times Online

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

El presidente de EE.UU. Barack Obama, montado en la ola de los sondeos, su reelección virtualmente asegurada, puede ahora deleitarse con el brillo de su victoria harto estadounidense en la “guerra global contra el terror”, que su gobierno ha rebautizado “operaciones de contingencia en ultramar” (OCO). El asesinato de Osama Bin Laden del lunes fue ciertamente una OCO –una rápida “acción militar cinética” en ultramar que superó innumerables contingencias como la violación del espacio aéreo de una nación teóricamente soberana.

Sin embargo, la primera reacción de la secretaria de Estado Hillary Clinton fue subrayar que en los hechos la “guerra contra el terror” continuará eternamente, fiel al espíritu de la propia consigna del Pentágono, “La Guerra Prolongada”. Eso se aplica especialmente al ultra estratégico teatro AfPak. Es como si el comandante en jefe Obama no pudiera ser otra cosa que un majestuoso prisionero en un laberinto que no es de su creación.

Paradójicamente, la acción de la Casa Blanca para salir del laberinto fue reaccionar violentamente y sellar la muerte del trauma del 11-S, capitalizado por el gobierno de George W. Bush como una licencia para matar al mal –sea en sí o en la forma de un eje– y así fortalecer la libertad "jeffersoniana". De 2001 a 2008, fueron los años en los cuales la hiperpotencia, en una misión divina y concentrada como un láser en el “fin de la historia” de Hegel/Fukuyama, simplemente pisoteó el derecho internacional.

Las guerras en Afganistán e Iraq sólo iban a ser supuestamente las dos primeras etapas en el camino a la redención (y luego vendría el camino a Damasco, Teherán e incluso Trípoli…). Lo que fue bautizado como el proyecto del Gran Medio Oriente debía supuestamente aplastar el “terror” y a los regímenes que lo albergaban: el Afganistán de los talibanes y –en la visión neoconservadora– el Iraq de Sadam. Otros caerían inevitablemente como piezas de dominó.

Casi una década después del 11-S -y con la promesa de capturarlo “muerto o vivo” de Bush finalmente cumplida al estilo de Terminator– ¿a dónde se dirigirá ahora la ex hiperpotencia?

El tablero de ajedrez estratégico ha cambiado completamente. Es difícil ejercer la hegemonía de hiperpotencia a sabiendas de que China ya te puede superar como economía número uno posiblemente en 2016 –y cuando te ahogas en deudas con, quién iba a ser, el competidor estratégico China. Y a pesar de ello sigues sobre-extendido en lo militar, y tu interminable “guerra contra el terror”, para no hablar de dos guerras y media, cuestan millones de millones de dólares, pagados por, quién iba a ser, tu máximo banquero China.

Tu poder suave no es tan seductor como solía ser, aunque tu creatividad de alta tecnología siga siendo inigualable; y sobre todo no hay nadie en el mundo en desarrollo, comenzando por el grupo BRICS, que siga otorgando alguna credibilidad a tu Consenso de Washington.

Y el vencedor es… China

Así que por el momento el vencedor en la “guerra contra el terror” es China, que por una serie de razones, sobre todo el dicho de Deng Xiaoping “enriquecerse es glorioso”, está ahora cerca del punto donde estuvo durante 18 de los últimos 20 siglos, es decir, en la cumbre.

A Obama se le podrá acusar de muchas cosas –incluso de ser un Premio Nobel de la Paz belicista. Pero también es un intelectual inteligente. El presidente ha estudiado el paisaje y ha visto cómo la sobre-extensión imperial de EE.UU., diagnosticada por Paul Kennedy, ha acelerado su decadencia. También ha visto cómo al hacerlo EE.UU. fue totalmente corroído por el espectro del “terror islámico”.

Y eso puede conducirnos a la respuesta de la pregunta de la bala mágica sobre la oportunidad del asesinato de Bin Laden.

Cuando ocurrió el 11-S, el genio musical Karlheinz Stockhausen dijo –provocando la indignación de millones de estadounidenses– que “fue la más grandiosa obra de arte que ha visto el mundo”. Tenía razón, ya que el 11-S –en términos de su impacto sobre el inconsciente colectivo de la humanidad, casi hasta llegar a la parálisis– redujo las obras de Albert Speer y de Leni Riefenstahl al tamaño de juegos infantiles.

Por lo tanto, para matar simbólicamente la “guerra contra el terror” –que fue inventada debido al 11-S– Obama tenía que (literalmente) matar al (presunto) perpetrador, fuera real o no, culpable o no, un clon o no. De ahí el asesinato, la eliminación rápida del cuerpo, ninguna foto, fin de la película, sin lista de créditos; una compacta narrativa cinemática. Los obvios vacíos en el guión, como en todo éxito de ventas hollywoodense, se consideran irrelevantes; lo que importa es el éxito en la boletería, y seguimos adelante.

Como un freudiano que juega al baloncesto, Obama buscó el golpe final, el motivo de todo el trauma. Lo identificó como la única manera de comenzar de nuevo –como intentar terminar las guerras en Afganistán e Iraq y comenzar a concentrarse en lo que verdaderamente importa para EE.UU.: inversiones en educación e infraestructura, la terrible condición de la economía.

No hay garantía de que la “cura” de Obama funcione. Millones de estadounidenses podrán sentir –y sienten– el impulso, como si todo el país hubiera ingerido un tsunami de Red Bull. La cuestión clave es si el yihadismo va a desaparecer definitivamente del actual paisaje geopolítico.

De hecho, incluso antes del asesinato de Bin Laden, éste ya había sido derrotado por la historia –como cuando la revuelta árabe de 2011 afirma, inequívocamente, que el mundo árabe quiere dar la bienvenida a la democracia, no a atacantes suicidas.

La “cura” de Obama enfrentará monstruosas contradicciones. Los drones matan civiles en las áreas tribales paquistaníes mientras la guerra “humanitaria” de la OTAN mata civiles en Libia. Belicistas humanitarios silenciosos ante la horrenda represión en Bahréin y la Casa de Saud se sale con la suya al realizar una contrarrevolución antidemocrática en todo el Golfo Pérsico.

Si Bin Laden –y Muamar Gadafi– pueden ser elegidos por una diplomacia mediante asesinatos selectivos, ¿por qué no lo hacen con la espantosa dictadura de Myanmar, o con Islam Karimov en Uzbekistán? Además el Pentágono seguirá luchando con todo su poder para que su Guerra Prolongada continúe eternamente.

Obama, el psicoanalista, acaba de bautizar un nuevo mundo post-Osama. Veamos cómo reacciona EE.UU., o si vuelve pronto al diván.

Pepe Escobar es autor de “Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War” (Nimble Books, 2007) y “Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge”. Su último libro es “Obama does Globalistan” (Nimble Books, 2009). Puede contactarse con él en: pepeasia@yahoo.com.

Copyright 2011 Pepe Escobar

(Copyright 2011 Asia Times Online (Holdings) Ltd. All rights reserved.)

Fuente: http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/ME06Ak01.ht

jueves, 5 de mayo de 2011

La muerte de Bin Laden

Mostradnos al tirador

Pepe Escobar

Asia Times Online

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Mostradnos al héroe de los SEAL de la Armada que pegó los dos tiros a Osama Bin Laden –uno tras otro en la cabeza para asegurarse de que el objetivo del “encargo” estaba liquidado– después de un “tiroteo” con huellas virtualmente ausentes en esa escuálida “mansión” de Abbottabad.

Mostradnos al mayor héroe en la historia moderna de EE.UU., el hombre que mató al enemigo público número uno de EE.UU., el terrorista más malo de la historia del universo, el cerebro del ataque más espectacular de todos los tiempos contra EE.UU.

Haced que desfile por la Zona Cero y el centro de Manhattan, dadle una hilera de Corazones Púrpura y de colores arcoíris, convertidlo en socio de Goldman Sachs, colocadlo en Oprah, Rush y Anderson Cooper, nominadlo al Rock'n Roll Hall of Fame.

Si sois republicanos, que se presente como candidato a presidente, a diferencia de Donald “ese zorro en su cabeza” Trump o de Sarah “puedo ver Pakistán desde mi casa” Palin, podría efectivamente convertir al presidente Barack Obama en un daño colateral. O por lo menos coronadlo secretario de defensa –proveedor supremo de asesinatos selectivos como instrumento básico de la diplomacia internacional-.

¡Toma dos!

Rebobinad a la escena del drama de suspense en toda su gloria en alta definición -transmitida en vivo a la Sala de Crisis en Washington-.

El héroe, totalmente equipado, energético, está frente a frente al auténtico Osama Bin Laden desarmado, recién salido de la cama, atrapado en una habitación sombría. No hay escape; todo el complejo ha sido “asegurado”. Ahora sí –el momento con el que todo EE.UU. ha soñado desde el 11 de septiembre de 2001.

El ensayo tuvo lugar cientos de veces antes durante la eterna “guerra contra el terror”. El procedimiento era inmovilizar al sospechoso, colocarle una bolsa en la cabeza, transferirlo a un helicóptero (había tres afuera, uno ya se había estrellado), luego a una base militar, y entonces, vestido con mono naranja, directo a Gitmo (Guantánamo).

Ahora el héroe está frente al hombre que hizo que la propia “guerra contra el terror” llegara a existir. ¿Y qué hace? Ni un tiro en el brazo, pierna o rodilla. Ni siquiera una granada de aturdimiento lanzada despreocupadamente. Ninguna entrega extraordinaria, ¿para qué sirve en todo caso si no se aplica al enemigo público número uno?

El héroe pega dos tiros seguidos al fugitivo -nombre de código “Gerónimo” (un indígena que desafió al Imperio; y hablemos de volver a deshonrar a los estadounidenses nativos). Es la forma en que termina la mayor y más costosa cacería humana de todos los tiempos; no una prolongada explosión, sino dos balas de oro. El bueno liquida al malo. Harry el sucio liquida al criminal.

Por lo tanto nadie en el mundo llegará a saber cómo se convirtió “Gerónimo” en un agente de la Agencia Central de Inteligencia –y cómo la “amistad” se desarrolló durante los años ochenta- Cómo escapó de Tora Bora –o cómo dejó el Pentágono que escapara-. Cómo vivió en Pakistán todos estos años sin que lo molestaran. Por qué “nos odia”.

Y sobre todo cómo “fue el cerebro” del 11-S. Qué rama –o ramas, o individuos– de la red de los servicios de inteligencia de EE.UU. lo supo de antemano y permitió que ocurriera. Cómo un puñado de árabes con un cutter y pésimos conocimientos de pilotaje convirtieron jet en misiles y destruyeron las Torres Gemelas (y el edificio 7) y un pedazo del poderoso Pentágono.

¿Quién en el mundo se atrevería a no estar pegado durante meses al juicio más emocionante de todos los tiempos?

Hay motivos para creer que las entidades –el sistema– que organizaron el ataque no estarían muy contentas. Por lo tanto el veredicto es culpable, no acusado. Y se liquida con una bala en la cabeza. Nunca ha sido tan fácil crear un yermo y llamarlo “justicia”.

En cuanto al resto de nosotros, pasaremos el resto de nuestras vidas a oscuras.

Pepe Escobar es autor de “Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War” (Nimble Books, 2007) y “Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge”. Su último libro es “Obama does Globalistan” (Nimble Books, 2009). Puede contactarse con él en: pepeasia@yahoo.com.

Copyright 2011 Pepe Escobar

(Copyright 2011 Asia Times Online (Holdings) Ltd. All rights reserved.)

Fuente: http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/ME05Ak02.html

Los cinco cabos sueltos del operativo en el que murió Bin Laden

Redacción

BBC Mundo

La Casa Blanca desmintió que Bin Laden estaba armado y que se escudó detrás de una de sus esposas.

Tras la euforia que siguió al anuncio inicial de la muerte de Bin Laden, la Casa Blanca ha comenzado a cambiar su discurso sobre qué exactamente pasó durante el asalto al complejo en que se escondía Osama bin Laden.

El portavoz de prensa de la Casa Blanca, Jay Carney, llegó incluso a decir "ofrecimos una gran cantidad de información con gran prisa sobre la operación".

La muerte de Bin Laden

Ahora, con las informaciones que contradicen la versión inicial, surgen muchas preguntas.

BBC Mundo pasa revista a cinco cabos sueltos sobre el operativo en el que murió Bin Laden:

¿Utilizó a su esposa como escudo humano?

"Si se hacen las cuentas, sólo tres hombres, como máximo estaban armados. Me pregunto ¿cuánta resistencia pueden oponer ante dos helicópteros llenos de agentes élites de la marina de EE.UU.?"

Mark Mardell, corresponsal de la BBC

La información que ofreció inicialmente la Casa Blanca de que, en un esfuerzo por defenderse, Osama bin Laden se había escudado detrás de su joven esposa, forzándola a sacrificar su vida, ofreció un buen titular a diarios de todo el mundo.

En el Reino Unido, The Daily Telegraph de este martes destacaba en su primera página: "murió como un cobarde cubriéndose detrás de su esposa", en tanto que el Daily Express titulaba "cobarde hasta el final".

La versión la ofreció inicialmente el asesor de contrainsurgencia del gobierno, John Brennan, y muchos concuerdan en que en la euforia del momento daba fuerza moral al operativo. Como quien dice 'miren que tipo de hombre era, escudándose detrás de su esposa'.

Sin duda tiene un gran impacto, pero resulta que ahora la Casa Blanca ha tenido que desmentirlo.

El portavoz de prensa de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo este martes que esa información estaba errada.

¿Estaba armado?

Jay Carney se justificó señalando que al inicio se ofreció "gran cantidad de información con gran prisa".

Inicialmente también se dijo que Bin Laden había muerto de un disparo a la cabeza cuando se resistía con un arma automática ante los efectivos del comando Navy Seals que llevaron a cabo el operativo.

Pero Jay Carney desmintió esta versión de los hechos señalando que no estaba armado.

"Con Bin Laden, en su cuarto, había una mujer, la esposa de éste, que corrió hacia uno de los agentes atacantes y fue herida en una pierna, pero no resultó muerta. Él no estaba armado", señaló Carney, quien aclaró que la mujer tampoco estaba armada.

Pero tampoco se ha aclarado qué tipo de resistencia opusieron quienes ahí estaban. ¿Hubo combate?

Según la última versión de la Casa Blanca, dos hombres y una mujer fueron muertos en el primer piso. Pero según resalta del corresponsal de la BBC Mark Madell "esta versión no menciona al hijo de Bin Laden, que también murió en la operación".

Mardell se pregunta: "Si se hacen las cuentas, sólo tres hombres, como máximo estaban armados. Me pregunto ¿cuánta resistencia pueden oponer ante dos helicópteros llenos de agentes élites de la marina de EE.UU.?".

¿Ajusticiamiento?

Esto deja abiertas otras preguntas aún más incómodas para la Casa Blanca.

Si no estaba armado y al parecer no hubo gran resistencia, ¿fue una operación deliberada para matarlo?

La respuesta de Jay Carney es que "Bin Laden no tenía que estar armado para resistir. Había preocupación de que Bin Laden iba a resistir su captura y de hecho resistió".

Pero Carney no dió más detalles de qué tipo de resistencia hubo, y si no hubo ninguna por qué simplemente no lo capturaron para someterlo al debido proceso judicial.

Y como dice el corresponsal de la BBC en Washington, Mark Mardell, "también está la sospecha de que Estados Unidos nunca quería llevarse a Bin Laden vivo".

"Muchos en EE.UU. veían un juicio a Bin Laden como un problema, una oportunidad que podía aprovechar como una tribuna".

¿Qué pasó con los demás?

"También está la sospecha de que Estados Unidos nunca quería llevarse a Bin Laden vivo"."

Mark Mardell, corresponsal de la BBC

Desde Pakistán comienzan a salir otras versiones que también contradicen a la Casa Blanca.

Según un funcionario de la inteligencia paquistaní, había 18 personas en el complejo en el que vivía Bin Laden, incluyendo una hija que según dicen vio morir a su padre.

La Casa Blanca sólo ha dicho que dos mensajeros y una mujer murieron en el ataque, y no ha comentado sobre nadie capturado. Tampoco ha dicho qué pasó con los cuerpos de los otros muertos. ¿Fueron tirados al mar, enterrados en algún lugar o llevados a EE.UU.?

Las autoridades paquistaníes también dijeron que cuatro cadáveres fueron dejados en el complejo, mientras que la esposa herida en una pierna también está en Pakistán.

¿Cuál fue el papel de Pakistán?

El presidente paquistaní, Asif Ali Zardari, señaló que su país no había participado del operativo.

En su discurso inicial, el presidente Obama señaló que "nuestra cooperación con Pakistán nos guió hasta Bin Laden y hasta el complejo donde éste se escondía".

Pero ese discurso parece contradecir lo que posteriormente se dijo, que las autoridades paquistaníes no sabían del operativo.

El director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Leon Pannetta, señaló que no se compartió ninguna información de inteligencia con Islamabad sobre el operativo o el paradero de Bin Laden, por temor de que pondría en riesgo el ataque.

E incluso un prominente legislador demócrata del Comité de la Cámara de Representantes contra el Terrorismo, Brad Sherman, señaló que es muy probable que las autoridades paquistaníes sabían que Bin Laden estaba en ese complejo.

El gobierno de Pakistán señaló que no se trató de un operativo conjunto. Y los servicios de inteligencias dijeron sentirse avergonzados por no saber que Bin Laden vivía a menos de un kilómetro de un complejo militar

Pero aún así muchos se preguntan ¿qué sabían los servicios de inteligencia paquistaní y si no sabían por qué no reaccionaron de inmediato cuando cuatro helicópteros de EE.UU. entraron en su espacio aéreo?

Como apunta Aamer Ahmed Khan, editor del servicio urdu de la BBC, hacerle creer al mundo que fracasó parece la única opción que tenía Pakistán.

Después de todo, Islamabad parece estar haciendo tanto hincapié en que no estuvo involucrado porque teme una respuesta de los militantes talibanes que van cobrando cada vez más fuerza en su territorio.

Esta son algunas de los cabos que quedan sueltos en un operativo del que aún no se conocen todos los detalles.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Bin Laden y "La carta robada"

El circo mediático en EE.UU.

Luis Martín-Cabrera

Rebelión

En la carta robada, el cuento de Edgar Allan Poe, el prefecto de policía busca infructuosamente por todas las habitaciones de uno de los ministros, una carta que le ha sido robada a la reina y que compromete el honor de ésta. Para ello, el prefecto y su equipo han entrado varias veces de manera ilegal en el cuarto del ministro, han registrado habitación por habitación, mueble a mueble, han utilizado incluso agujas para pinchar las almohadas en busca de la carta y, mi favorito, han desmontado incluso las patas de la cama y de la mesa para buscar en el interior de éstas sin que la carta apareciera por ningún lugar. Desesperado, el prefecto acude al primer investigador de la novela policial, Auguste E. Dupin en busca de ayuda. Con su característico ingenio de salón Dupin resuelve inmediatamente el misterio, porque la carta estaba simplemente encima de una cómoda, a la vista de todo el mundo.

Pues bien, si se piensa bien, el reciente asesinato de Osama Bin Laden no es sino una versión gore y siniestra de La carta robada. Después de todos estos años, Osama no estaba en una cueva de las montañas de Afganistán haciéndose la diálisis dos veces por semana y dirigiendo las operaciones de Al qaeda por computadora como el que juega a la Jihad en una play station, sino que lo teníamos ahí, delante de nuestras narices, instalado cómodamente en una mansión de alta seguridad a las afueras de Islamabad. Y es que a veces tener las cosas demasiado pegadas a los ojos es una manera de no ver lo que está pasando, una especie de ceguera inducida que nos deja a oscuras. Esta ceguera no es sólo un problema epistemológico, sino también un problema ético, ya que la búsqueda de aquello que no se ve porque está delante ha permitido justificar, entre otras cosas, las guerras de Afganistán, Irak, Pakistán y Yemen, la tortura, las prisiones ilegales, Abu Graib, Guantánamo, la tortura, los bombardeos con aviones no tripulados, la aprobación del Patriot Act, las escuchas ilegales, la islamofobia, el recorte de las libertades civiles, y los miles de muertos caídos en la “guerra contra el terrorismo”.

Como en La carta robada, Estados Unidos ha puesto el planeta patas arriba, ha tratado de destruir la fábrica social de todo Oriente Medio para cortarle la cabeza a un monstruo que tenía delante de sus ojos y que además había salido de sus propias entrañas. No nos olvidemos que todavía se puede leer la declaración del Presidente Ronald Reagan llamando a los Mujahidin “freedom fighters”, luchadores por la libertad, en 1983, con motivo de la invasión soviética de Afganistán [1].

¿Qué sentido tiene, entonces, ahora haber llegado al final de la búsqueda?

Como en las malas historias policíacas la resolución del crimen o el misterio pretende ser una respuesta tranquilizadora para la sociedad: se ha hecho justicia, el criminal ha sido castigado por sus crímenes, el orden social ha sido reestablecido, los ciudadanos pueden volver a la apacible mediocridad de sus anodinas vidas y, sobre todo, pueden volver a dormir tranquilos. Además de todos estos efectos político-literarios, el asesinato de Bin Laden pretende sobre todo ser construido como un gigantesco espectáculo mediático cuyas luces pretenden dejarnos a todos ciegos. Algo de esto intuyeron Paco Ignacio Taibo II y el Subcomandante Marcos cuando escribieron en su novela negra “Muertos Incómodos” :

“Burbank es la capital del cine porno de Estados Unidos, un pueblucho cerca de Los Ángeles, moteles y empresas triple x, coge y coge, filma y filma, viva el capitalismo salvaje. Y junto todo y me digo: ‘¿A poco estos culeros de Bush y sus amigos están haciendo los comunicados de Bin Laden, los mensajes del demonio, en un estudio porno en Burbank, California, que hasta desierto tienen por allí? ¿A poco todo es un montaje, una fábrica de sueños de mierda, con un ex-taquero mexicano llamado Juancho de personaje central? Yo, de verdad, no me lo tragaba’, me decía: ‘¿cómo vas creer?’ Pero, ¿a poco no es bonita la historia?”.

Y es que cuando las cosas van mal, “Producciones El Pentágono” pone en marcha su máquina de sueños (o más bien de pesadillas) para tranquilizar a la población civil mediante altas dosis de entretenimiento imperial-militar. No se trata de caer en teorías de la conspiración, pero ¿no es un poco sospechoso que el anuncio de la captura y muerte de Bin Laden se haga el primero de mayo, un día que además no se celebra en Estados Unidos? ¿No es demasiado conveniente que el anuncio de la muerte del más malo de los malos se haga el mismo día que las fuerzas de la OTAN bombardean a civiles y matan a uno de los hijos de Gadaffi en Libia?

Pueden ser sólo coincidencias, lo que si es innegable es que el aparato mediático militar de los Estados Unidos esta espectacularizando el asesinato de Bin Laden con un propósito doble: dejar a oscuras, como en La Carta robada, los problemas internos y externos del país y promover entre la ciudadanía un complejo melancólico agresivo que siga justificando las guerras imperiales por los recursos de Oriente Medio.

El fundido en negro que ha producido el asesinato de Bin Laden tiene por objeto, como ha señalado Santiago Alba Rico, ocultar todo lo que ha estado pasando en el mundo Árabe desde las revueltas de Tunez, Egipto, Siria o Bahrein a la intervención militar de la OTAN [2]; Hillary Clinton tuvo incluso la desfachatez de conectar, en su comparecencia, el asesinato de Bin Laden con la lucha por la libertad del pueblo árabe. Pero además de tapar y sacar partido de todo lo que esta pasando en Oriente Medio, la película Bin Laden tiene otro objetivo crucial, ocultar que las cosas en casa van muy mal. El desempleo sigue creciendo, las cárceles están llenas de afroamericanos, latinos y blancos pobres, Obama ha deportado a más latinos que Bush en sus ocho años de mandato, millones de personas han sido desahuciadas, muchos más no tienen acceso al seguro medico y cada vez se hace más evidente que el neoliberalismo sólo puede sobrevivir a costa de ser cada vez más agresivo y de transferir más bienes comunes a manos privadas: atacar a los sindicatos de trabajadores públicos, destruir las universidades públicas y producir, en definitiva, más miseria, desigualdad y exclusión.

Después de los ataques del 11 de septiembre, se hizo muy difícil tener una conversación sosegada sobre lo que había pasado o presentar objeciones a la naciente guerra contra el terror, las pocas personas que salimos a la calle para protestar la guerra en Afganistán nos encontrábamos con un ambiente hostil e intimidatorio. Todavía no se había caído la segunda torre gemela cuando Peter Jennings, el corresponsal de ABC News, advertía de que se trataba de un “acto de guerra” y exigía venganza. Desde entonces la ciudadanía norteamericana ha sido sometida sin interrupción a un chantaje emocional cuyo objetivo es instalar en la sociedad civil un complejo melancólico agresivo que justifique la agenda neoimperial de la oligarquía norteamericana. Desde el 11 de septiembre todos y cada uno de los ciudadanos de los Estados Unidos fueron interpelados por el Estado para transformarse en receptáculos de las víctimas de los atentados de las torres gemelas. Los muertos no están en ningún memorial están encriptados en cada uno de los ciudadanos, y es precisamente porque están dentro que no se pueden ni olvidar ni velar, para defenderlos de su olvido sólo queda actuar agresivamente contra aquellos que pretender poner en peligro nuestra seguridad y las de las víctimas del 11 de septiembre que llevamos dentro.

Este complejo de miedo y agresión sirvió no sólo para justificar las guerras sino que también produjo increíbles réditos electorales para George W. Bush. Por eso, coincidencia o no coincidencia, el fantasma de los muertos del 11 de septiembre vuelve a agitarse sobre nuestras cabezas, nos interpela otra vez desde la euforia y el miedo que produce el espectáculo de la muerte de Bin Laden para que volvamos a unirnos en torno al complejo melancólico-imperial y su maquinaria de muerte. Resulta patético escuchar a Obama apelar a la unidad nacional como durante el 11 de septiembre o el intento de asesinato de la congresista Gabriel Giffords, ahora que se ha “hecho justicia”. ¿Qué significa unirse entorno al asesinato de Bin Laden? ¿Formar una comunidad afectivo política en torno a un desaparecido (el cuerpo fue arrojado al mar como durante la dictadura Argentina)? ¿Justificar la tortura (la confesión que supuestamente llevó al descubrimiento de Obama fue obtenida bajo tortura en Guantánamo)? ¿Naturalizar la violación de la soberanía de un país (hoy es Pakistán mañana podría ser Inglaterra en busca de Assange)? ¿Confundir la justicia con la venganza? ¿Celebrar la muerte?

Sí, es cierto que muchas personas, inducidas por los fuegos artificiales de todos los medios, liberales y conservadores, se lanzaron a las calles a celebrar el asesinato de Bin Laden, es cierto que los estudiantes de la Universidad de Ohio se tiraron a un lago para celebrar, es cierto que Glen Beck, el comentarista conservador de la Fox, abrió su programa con una banda de música, pidió que se exhibiera el cuerpo de Bin Laden de pueblo en pueblo como en la Edad Media y soltó una lagrimita mientras pasaba en la pantalla los nombres de todas y cada una de las víctimas del 11 de septiembre, pero también es cierto que la mitad de la población se niega a celebrar bien por cansancio emocional bien porque no aceptan las consecuencias de este pacto siniestro de muerte. Hay esperanza.

[1] Ronald Reagan. “ Message on the Observance of Afghanistan Day” http://www.reagan.utexas.edu/archives/speeches/1983/32183e.htm

[2] Santiago Alba Rico.
"Matar a Bin Laden, resucitar Al qaeda" http://www.rebelion.org/noticia.php?id=127592

Osama,el hombre que resiste aun desarmado

LA HISTORIA OFICIAL TIENE POCOS DETALLES Y DEJA ABIERTOS MUCHOS INTERROGANTES SOBRE LO QUE PASO

El vocero presidencial Jay Carney justificó la escasez de datos publicados con la excusa de que oficiales del gobierno y de la CIA siguen chequeando la información disponible, pero admitió que Bin Laden no estaba armado cuando lo asesinaron.

La Casa Blanca ofreció ayer su versión de los hechos ocurridos el lunes a la madrugada en la ciudad pakistaní de Abbottabad que acabaron con la vida del líder de Al Qaida, Osama bin Laden. La intención de la narración, acotada y con pocos detalles, es fijar una historia oficial del ataque que cerró un capítulo de la lucha estadounidense contra el terrorismo internacional. “Bin Laden no estaba armado cuando la unidad especial entró en la habitación en la que se escondía y lo abatió. Pero la resistencia ante un ataque no requiere de un arma”, reveló uno de los voceros de la Casa Blanca, Jay Carney, encargado de difundir la cronología elaborada por el gobierno de Estados Unidos.

El funcionario justificó la escasez de datos publicados con la excusa de que oficiales del gobierno y de la CIA siguen chequeando la información disponible y los documentos que secuestraron tras el asesinato. La falta de imágenes que certifiquen la veracidad de lo ocurrido, por su parte, se debería a que algunas de ellas son demasiado fuertes: “Hay sensibilidades en torno de lo apropiado de publicar las fotos tras el tiroteo (...), son truculentas”, señaló Carney. De acuerdo con la descripción que ofreció Carney a los medios nacionales e internacionales, el fin de Bin Laden comenzó a última hora del domingo, cuando, a bordo de helicópteros, dos equipos de soldados de Estados Unidos, integrantes de las tropas Seal Team Six especializadas en antiterrorismo, llegaron a la residencia de Abbottabad en que vivía parte de la familia de Bin Laden junto con otras dos familias. Allí se separaron en los dos edificios principales del complejo habitacional.

El equipo que se encargó del edificio donde finalmente se localizó al líder de Al Qaida encontró en la primera planta del edificio a dos mensajeros y a una mujer. Los mató a los tres. “La mujer perdió la vida porque se interpuso en el cruce de fuego”, apuntó Carney, que luego informó que los efectivos especiales encontraron a Bin Laden y a su familia en el segundo y tercer piso. El texto no ofreció precisiones sobre la ubicación exacta del hombre más peligroso del mundo ni la cantidad específica de personas que habitaban esos sitios.

El funcionario sólo aclaró que junto a él había una mujer, una de sus esposas, que no murió, tal como lo afirmaba la versión de los hechos que circuló hasta ayer, sino que resultó herida tras recibir un tiro en una pierna cuando se abalanzó sobre uno de los soldados estadounidenses.

“Estaba la preocupación de que Bin Laden se opusiera a su captura. De hecho se resistió”, remarcó Carney, aunque no proporcionó detalles respecto de si el líder del grupo islámico más temido por Occidente utilizó elemento alguno para defenderse o la manera en que lo hizo.

No obstante, despejó dudas: Bin Laden no emitió disparo de arma de fuego porque no contaba con una. Hasta la conferencia del Ejecutivo estadounidense, la versión de los hechos en Pakistán aseguraba que Bin Laden había respondido con disparos al ataque de las fuerzas especiales que lo mataron. El consejero de la Casa Blanca para la lucha antiterrorista, John Brennan, lo había certificado al narrar ante los medios la asombrosa experiencia de ver a través de la televisión el asesinato del líder islámico. Error.

“Resistirse no requiere de un arma”, se limitó a indicar el vocero de la Casa Blanca, antes de asegurar que conforme el gobierno para el que trabaja revise los documentos, llegarán más detalles sobre el ataque.

El asesinato del árabe más buscado llegó después del intento de resistencia de su esposa: “Se disparó contra Bin Laden y éste murió”, señaló la narración.

El informe oficial insiste una vez más en que el cuerpo recibió sepultura en el mar: “Se siguieron los preceptos y prácticas islámicos. Una vez que el portaaviones USS Carl Vinson, que trasportaba el cuerpo, estuvo sobre el mar Arábigo, los efectivos lavaron el cadáver y lo colocaron en una sábana blanca. Luego fue introducido en una bolsa con lastre. Un oficial militar leyó unos pasajes religiosos preparados que fueron traducidos al árabe por un nativo. Tras ello, el cuerpo fue colocado sobre una plancha desde la que se deslizó al mar”.

El vocero aseguró que la ceremonia fue documentada en video y que también existen fotografías del cuerpo de Bin Laden. Pero también explicó que Washington está evaluando si la publicación de las imágenes es conveniente para Estados Unidos o no. “Altos funcionarios están analizando el objetivo de la difusión de las fotos y si ese hecho dañaría en algún modo los intereses (estadounidenses) no sólo doméstica sino globalmente”, apuntó Carney. “Hay sensibilidades en torno de lo apropiado de publicar las fotos tras el tiroteo (...), son truculentas y podrían provocar reacciones incendiarias”, señaló.

En tanto, Estados Unidos aseguró que un grupo de analistas expertos se encuentra analizando elementos y documentación hallada en la mansión donde se escondía Osama bin Laden. “Vamos a analizarlo detenidamente para informar sobre probables amenazas, posibles planes que pueden estar en marcha, informaciones que puedan llevarnos a otros líderes de Al Qaida y sobre qué tipo de sistema de apoyo pudo haber tenido él en Pakistán”, explicó Brennan, que reapareció en escena un día después de haber difundido información sobre el asesinato que ayer fue desmentida por la propia Casa Blanca. “Claramente, hay algún tipo de red de apoyo que le proporcionaba asistencia y ayudaba a facilitar el contacto entre Bin Laden y sus operativos”, detalló Brennan.

martes, 3 de mayo de 2011

Al-Jazeera y la primavera árabe

Ondas de choque

Yves González-Quijano

cpa.hypotheses.org

Traducido para Rebelión por Jorge Aldao y revisado por Caty R.

El último verano, Al-Jazeera tuvo algunas preocupaciones con la dimisión, muy comentada, de varias presentadoras. Se intentó explicar en este artículo que la cadena catarí, a la que se acusaba entonces de excesivamente conservadora y hasta de haberse vendido a los extremistas musulmanes, atravesaba evidentemente una crisis. Y ésta no tenía mucho que ver con la forma en que sus locutoras podían aparecer en la pantalla, sino mucho más con el modo en que la primera cadena de información árabe necesitaba administrar su éxito para mantenerse ampliamente por encima de sus rivales.


«El pueblo quiere la caída de Al-Jazeera y de Al-Arabiya», dicen los manifestantes ante las oficinas de Al-Jazeera en Damasco.

Algunos meses después, todo parecía haber vuelto a la normalidad. En este artículo de Al-Akhbar por ejemplo, podíamos leer que la cadena había sabido superar sus problemas para continuar su expansión, particularmente en el mundo anglófono, consolidando además sus posiciones en el panorama audiovisual local. Al-Jazeera, hay que destacarlo siempre, no es únicamente una cadena gratuita de información, sino que aún con los conocidos problemas de interferencias durante la retransmisión de ciertos partidos (ver aquí y aquí) es, primero y ante todo, una «combinación» (rentable) donde el sector «deportes y ocio» tiene muy buenas perspectivas desde que se eligió al emirato (en diciembre de 2010) para organizar el Mundial de Fútbol de 2022.

En un plano más político, el artículo mencionado señalaba la importancia del clima regional como «soporte» de la cadena, particularmente a causa de la crisis yemení. Esta expresión era, por así decirlo, profética, cuando todavía no se hablaba demasiado de los acontecimientos tunecinos y en absoluto de la «primavera árabe». Fiel a su imagen pública, Al-Jazeera jugaba una vez más a la «desfacedora de entuertos» participando en la publicación de los documentos divulgados por Wikileaks, especialmente los concernientes a la guerra de Irak. Y, mejor aún, basada en el mismo modelo, creaba su propio sitio, The Transparency Unit, invitando a informar anónimamente sobre documentos secretos que el público debería conocer. Creado en enero, este nuevo servicio iba a distinguirse en particular por la publicación de los Palestina Papers, una verdadera bomba diplomática que debía poner en apuros (ya lo ha hecho…) a ciertos negociadores palestinos poco tacaños a la hora de hacer concesiones en sus negociaciones con los oficiales israelíes.

Y después sobrevino la «primavera árabe» con el papel que sabemos que jugaron algunos medios de comunicación: las redes sociales a la cabeza, sin duda, pero también y como ya se ha señalado, los medios de comunicación de masas, comenzando por Al-Jazeera, indiscutiblemente un poco tibio al principio, pero luego encabezando la movilización popular a favor de los rebeldes árabes. Convertida, para algunos, en una especie de organización revolucionaria ( تنظيم ثوري ), la cadena de Doha, una de las pocas capitales árabes que mantienen relaciones diplomáticas con Israel, recibía, last but not leats, elogios insistentes de Hillary Clinton. Una transformación por lo menos sorprendente por parte de un Estado que, hasta no hace mucho, procuraba sobre todo enmudecer a esta voz impertinente, incluso bombardeando los locales desde donde emitía, ya fuera en Kabul, en Bagdad ¡y hasta en Doha! Suficiente para suscitar muchas preguntas en el mundo árabe, así como muchas interpretaciones y hasta muchas acusaciones sobre el desarrollo de los acontecimientos.

En efecto, después de los espléndidos inicios de la cobertura mediática de los levantamientos tunecino y egipcio, las cosas se volvieron mucho más complicadas cuando el teatro de operaciones se desplazó a Barhéin, con una contrarrevolución impulsada por los saudíes, culpables de violaciones «cada vez más flagrantes» de los derechos humanos. Al observar su silencio, más de un telespectador árabe habrá podido darse cuenta de que, obviamente, para Al-Jazeera existen buenas y malas revoluciones…

Son bien conocidos los límites de Al-Jazeera con respecto a ciertos asuntos delicados, comenzado por lo que atañe directa o indirectamente al Golfo en general y a Arabia Saudí en particular (véase, por ejemplo, lo que lo cuenta Hugh Miles, un gran conocedor de la cadena). No fue, por lo tanto, el silencio de la cadena acerca de la represión en Bahrein, sino un cambio de estilo bastante radical lo que ha disgustado a una buena parte del público de lengua árabe (en efecto, es menos flagrante en el canal anglófono, que en cualquier caso no tiene la misma historia). En efecto, desde hace algunas semanas, Al-Jazeera parece haber perdido buena parte de su rigor profesional abandonando su papel de observador y convirtiéndose, sin muchas delicadezas, en el emisario de una revolución árabe presentada en imágenes en forma de clips bastante toscos ensalzando la revolución libia, yemení y ahora… la siria.

De hecho, después de algunos días de vacilaciones (Catar es, en principio, el aliado estratégico de Siria), Al-Jazeera puso toda su información al servicio del levantamiento sirio. Aunque poco presente en el país, porque sus oficinas en Damasco son objeto de una especie de bloqueo bajo la forma de una sentada «espontánea» de ciudadanos indignados por la imagen que presenta de su patria (ver la foto de arriba), la cadena recupera lo que arrastra en la web, que se parece a una nueva red de corresponsales locales cuyas crónicas, que acompañan a los vídeos puestos en Internet por los manifestantes, están en desacuerdo con la versión que dan los medios de comunicación locales. Los oficiales sirios continúan interviniendo, pero su discurso cada vez es más inaudible frente al de los muy numerosos opositores, allí o en el extranjero, y sobre todo frente a la acumulación de hechos que cuadran cada vez menos con el desarrollo de una crisis cuya importancia se mide, por no tener otra cosa, por el total de las víctimas, incluidas las de los balances oficiales.

En este contexto, es poco decir que la noticia de la dimisión de Ghassan Ben Jeddou (Ghassan Bin Jiddu غسان بن جدو ) hizo ruido. Este tunecino (hijo de libanesa), responsable de la oficina de Al-Jazeera en Beirut y considerado próximo a Hizbulá, no oculta sus convicciones nacionalistas. En cierto momento fue convocado para dirigir el sector informativo de la cadena, que finalmente se confió a Wadah Khanfar. Ésta y muchas otras razones (la supresión de la programación de muchos debates televisados a favor de reportajes más actuales pero también más superficiales), pueden explicar su salida. Queda además que la estrella indiscutible del periodismo árabe decidió presentar su dimisión (en el diario libanés Al-Safir, particularmente poco crítico de Siria en ese momento…) debido a profundas divergencias con respecto a las opciones editoriales de su cadena, a la que reprocha el tratamiento sesgado de las crisis de la primavera árabe. Y la prensa árabe (por ejemplo Hashad, un sitio yemení) se hace eco de rumores sobre otras posibles dimisiones, en particular la del sirio Faysal El-Qassem, el presentador una emisión estelar, «Contra Corriente» (Ittijâh mu' âkis)

Para las autoridades sirias, esta dimisión llega en el momento más oportuno porque confirma su convicción de que son el blanco, desde hace semanas, de un «complot extranjero» apoyado por una campaña de prensa que ofrece una versión totalmente deformada de los hechos. Y por ahora la decisión de Ghassan Ben Jeddou que contribuye, por lo menos allí, a dar credibilidad a los que denuncian las desviaciones de Al-Jazeera, arriesga a hacer todavía más difícil el trabajo de los profesionales de la información; por supuesto a los de Al-Jazeera, pero también a todos los demás, locales y muy raramente internacionales, que se esfuerzan por presentar la crónica, tan completa y contradictoria como sea posible, de los gravísimos acontecimientos que se desarrollan en Siria.

Fuente: http://cpa.hypotheses.org/2640

Al-Qaida de Osama lista para la lucha

Syed Saleem Shahzad

Asia Times Online

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Un selecto puñado de dirigentes elegidos antes de la muerte de Osama Bin Laden, que murió el lunes por la mañana en un ataque de fuerzas especiales paquistaníes y estadounidenses en un complejo en Abbottabad, a unos 65 kilómetros al norte de la capital paquistaní, Islamabad, se hará cargo del comando de al-Qaida.

La muerte de Bin Laden, de 54 años, por quien existía una recompensa de 50 millones de dólares, probablemente también marcará el comienzo de un cambio del teatro de guerra de Afganistán a Pakistán, dijeron personas informadas de al-Qaida a Asia Times Online.

Los contactos de Asia Times Online en el área tribal de Waziristán del Norte –un centro militante– confirmaron ya que se han convocado varias reuniones en la ciudad de Mir Ali para formular estrategias. Todos confirmaron una represalia inmediata y feroz contra Pakistán y la ruptura de todos los acuerdos de alto el fuego con los militares paquistaníes.

EE.UU. ha estado siguiendo el rastro a Bin Laden desde que éste huyó de Afganistán cuando las fuerzas estadounidenses invadieron el país en 2001 para deponer a los talibanes en represalia por los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra Nueva York y Washington; Bin Laden y al-Qaida planificaron los ataques mientras eran huéspedes de los talibanes.

“Puedo informar al pueblo estadounidense y al mundo, de que EE.UU. ha realizado una operación que mató a Osama Bin Laden”, dijo el presidente Barack Obama, también comandante en jefe de EE.UU., en la Casa Blanca. “Después de un tiroteo, mataron a Osama Bin Laden y se hicieron cargo de su cuerpo”, dijo Obama. “La muerte de Bin Laden es el logro más significativo hasta la fecha de los esfuerzos de nuestra nación para derrotar a al-Qaida”.

Se cree que uno de sus hijos, dos de sus esposas y numerosos ayudantes también murieron en la incursión, que incluía helicópteros artillados.

La muerte de Bin Laden fue confirmada por los servicios de inteligencia paquistaníes. El teniente general Ahmad Shuja Pasha, director general de la Dirección de Inteligencia Inter-Servicios (ISI), dijo que ISI sabía de la operación y formó parte de todo el proceso.

EE.UU. ha puesto a todas sus embajadas en estado de alerta y ha advertido a los estadounidenses de ataques de represalia de al-Qaida. Esto se corresponde con información obtenida por Asia Times Online de que es probable que la muerte de Bin Laden reanime operaciones internacionales de terror contra capitales occidentales que habían terminado después de la gran revuelta árabe de 2011.

A finales del pasado mes, Bin Laden advirtió de que al-Qaida desencadenaría una “tormenta nuclear infernal” si él fuera capturado, según documentos diplomáticos confidenciales publicados por WikiLeaks

Obama dijo que la CIA se había aproximado al rastro de Bin Laden desde octubre de 2010 y que había sido visible en los radares de inteligencia a principios de este año, algo sobre lo que Asia Times Online informó en exclusiva:

Luego de un prolongado cese temporal, la CIA lanzó una serie de operaciones encubiertas en las escarpadas montañas del Hindu Kush de Pakistán y Afganistán después de sólidas informaciones de que el líder de al-Qaida Osama Bin Laden ha estado cruzando por el área en las últimas semanas para reuniones de alto nivel en reductos militantes. (Bin Laden hace sonar las campanas de alarma, 25 de marzo).

Los próximos pasos

Después de la agitación en Medio Oriente y el Norte de África, Bin Laden había sido incitado a la acción para crear unidad dentro de los cuadros islamistas de Pakistán y Afganistán en la batalla afgana contra los estadounidenses. Por este motivo viajó recientemente a Pakistán para reunirse con Gulbuddin Hekmatyar, el legendario muyahidín afgano, fundador y líder del partido político y grupo paramilitar Hezb-e-Islami Afghanistan y muchos otros altos líderes yihadistas. Se cree que Osama se fue a Abbottabad hace unos 20 días y que estaba a punto de irse de nuevo, según fuentes de Asia Times Online.

Dijeron que la shura (consejo) de la dirigencia de al-Qaida, dirigirá la organización y que se decidirá posteriormente sobre un nuevo jefe. Una nueva generación de comandantes incluye a Sirajuddin Haqqani, Qari Ziaur Rahman, Nazir Ahmad e Ilyas Kashmiri, quienes han unido sus fuerzas con al-Qaida.

Durante los últimos años, Bin Laden se había convertido más en un personaje emblemático popular que en un líder en la práctica –la mayor parte de las políticas organizativas eran dirigidas por su adjunto, el doctor egipcio Ayman al-Zawahiri, y otros ideólogos-. Por ello, se puede esperar que los mecanismos operativos sigan siendo los mismos.

Sobre la base de la interacción con altos dirigentes de al-Qaida, este corresponsal no tiene dudas en predecir que la Operación Osama Bin Laden marca el comienzo de un cambio del mayor teatro de guerra de Afganistán a Pakistán, que todos los esfuerzos previos de reconciliación entre militantes paquistaníes y Pakistán serán saboteados y que todas las armas se dirigirán contra el establishment militar paquistaní.

Syed Saleem Shahzad es director de la Sección de Pakistán de Asia Times Online y autor del libro “Inside Al-Qaeda and the Taliban 9/11 and Beyond”, que Pluto Press publicará en breve. Puede contactarse con él en: saleem_shahzad2002@yahoo.com

(Copyright 2011 Asia Times Online (Holdings) Ltd. All rights reserved.)

Fuente: http://www.atimes.com/atimes/South_Asia/ME03Df01.html

lunes, 2 de mayo de 2011

Matar a Ben Laden, resucitar a Al-Qaeda

Santiago Alba Rico

Rebelión

Una de las grandes sorpresas que habían deparado los levantamientos populares en el mundo árabe es que habían dejado momentáneamente fuera de juego a todas las fuerzas islamistas y muy especialmente, claro, a la más sospechosa y extremista, Al-Qaeda, marca comercial de oscuro contenido largamente instrumentalizada para sostener dictadores, reprimir toda clase de disidencia y desviar la atención lejos de los verdaderos campos de batalla. Con indicaciones de amplio espectro, como la aspirina, Ben Laden reaparecía cada vez que hacía falta atizar la “guerra contra el terrorismo”; se le mantenía con vida para agitar su espantajo en encrucijadas electorales o para justificar leyes de excepción. Esta vez la situación era demasiado grave como para no usarlo por última vez, en una orgía mediática que eclipsa incluso la boda del príncipe Guillermo e introduce efectos muy inquietantes en el mundo.

Cuando parecía relegada al olvido, definitivamente arrinconada por los propios pueblos que debían apoyarla, reaparece Al-Qaeda. Un desconocido grupo, en nombre de esa patente, asesina a Arrigoni en Palestina; días después, en plena efervescencia de las protestas antimonárquicas en Marruecos, una bomba estalla en la plaza Yamaa Fna de Marrakesh; ahora reaparece Ben Laden, no vivo y amenazador, sino en toda la gloria de un martirio aplazado, estudiado, cuidadosamente escenificado, un poco inverosímil. “Se ha hecho justicia”, dice Obama, pero la justicia reclama tribunales y jueces, procedimientos sumariales, una sentencia independiente. Más sincero ha sido George Bush: “Es la venganza de los EEUU”, ha dicho. “Es la venganza de la democracia”, ha añadido, y miles de demócratas estadounidenses zapatean de alegría delante de la Casa Blanca, saltando con bárbara euforia sobre tibias y calaveras. Pero democracia y venganza son tan incompatibles como la pedagogía y el infanticidio, como el alfabeto y el solipsismo, como el ajedrez y el juego. A los EEUU le gustan los linchamientos, sobre todo desde el aire, porque sabe que son más poderosos que los principios. “El mundo siente alivio”, afirma Obama, pero al mismo tiempo alerta de “ataques violentos en todo el mundo tras la muerte de Ben Laden”. ¿Alerta? ¿Avisa? ¿Promete? ¿Qué alivio puede producir un asesinato que -se dice al mismo tiempo- pone en peligro a aquellos a los que presumiblemente se quiere salvar?

Este era el momento. Al-Qaeda vuelve a dominar la escena; Al-Qaeda vuelve a saturar el imaginario occidental. Mientras el presunto cadáver de Ben Laden es arrojado al mar, Ben Laden se apodera fantasmalmente de todas las luchas y todas los deseos de justicia. Se cumplirá el vaticinio de Obama: habrá ataques violentos por todas partes y el mundo árabo-musulmán volverá a ser un bullicio de fanatismos y decapitaciones, quieran o no quieran sus poblaciones. Entre democracia y barbarie, es evidente, EEUU no tiene duda: la barbarie se ajusta mucho más al “sueño americano” (y, por supuesto, al delirio israelí).

No sabemos si se ha matado realmente a Ben Laden; lo que está claro es que el esfuerzo por resucitar a toda costa a Al-Qaeda pretende matar los procesos de cambio comenzados hace cuatro meses en el mundo árabe.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

domingo, 1 de mayo de 2011

La meteórica beatificación del "Santo Súbito"

Luis Ángel Aguilar Montero

Rebelión

Este 1º de mayo, además de las tradicionales manifestaciones en defensa del vilipendiado mundo del trabajo, con quien se ceban todos los gobiernos neoliberales, incluido el nuestro, tuvo lugar otro acontecimiento mundial y su contra correspondiente. Por una parte, la rápida beatificación del llamado “santo súbito”, el polaco “Karol Wojtyla”, mas conocido como el Papa Juan Pablo II , y por otra, la queja por la lentitud y bloqueo de la mas que merecida canonización del mártir Oscar Romero, bien llamado “San Romero de América”, por el pueblo creyente latinoamericano que, sin boatos ni oropeles, ya le encumbró con ese título que su Iglesia sigue boicoteando.

Benedicto XVI , el actual papa, ha argüido cierta "fama de santidad" de JPII para imponer una reducción de los plazos establecidos por el derecho canónico y de una manera meteórica ha acelerado su proceso de beatificación hasta cerrarlo en un solo sexenio. Pero Karol Wojtyla, independientemente de su vida personal, como gestor de la Iglesia , ha sido un papa mediático, que siempre se alió con el poder, que dio la espalda a los pobres y que traicionó todos principios aperturistas del Vaticano II.

Las posibles luces de su pontificado –el tercero mas largo de la historia con casi 27 años- son esas impresionantes cifras tales como los 129 países visitados, que suponen dar 30 veces la vuelta al mundo, las 139 ceremonias de beatificación y canonización en las que proclamó 1.338 beatos y 482 santos, (la mitad de los que cuenta la Iglesia Católica ), las mas de 1000 audiencias públicas, o las 14 encíclicas y los 4 libros publicados. Pero yo me pregunto, ¿todo ello, por espectacular y mediático que fuere, es motivo suficiente para elevarlo a los altares?

Porque entre las sombras, JPII nos dejo un triste haber al imponer una iglesia vertical, jerárquica y vinculada con el poder, los lobbies de presión, los mercados y la corrupción (no olvidemos que fue él quien respaldó y trató de ocultar el mayor escándalo financiero de la historia de la Iglesia : el caso Marcinkus, muy mal llamado el “banquero de Dios”).

Otros datos que también quedarán para la historia serán sus posturas reaccionarias con la nueva ética sexual, el celibato opcional, el papel de la mujer en la Iglesia , la falta de derechos y de democratización interna, sus sempiternos castigos al medio millar de teólogos aperturistas, su censura a todos los teólogos de la liberación, su desautorización de las comunidades cristianas de base, o el escamoteo de la pederastia, (como hizo al proteger al fundador de los legionarios de Cristo, Marcial Maciel).

Ni que decir pues que no comparto ni este gesto de la jerarquía eclesial católica, ni sus formas, ya que pasando de sus fieles, -ese Pueblo de Dios con el que se les llena la boca-, e incluso de sus propias normas, hacen y deshacen a su antojo, dejándonos una Iglesia autoritaria, alejada de las necesidades de la gente, y con una cultura cada vez mas sectaria y fundamentalista. Así no es de extrañar que cada día haya menos adeptos y se borre mas gente en este dilatado, y ya de por si largo, invierno eclesial.


(*) Luis Ángel Aguilar Montero, es miembro de las CCP y de Redes Cristiana. Blog del autor: http://luisangelaguilar.blogspot.com

Aterrados

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Por; Alfredo Zaiat



Grecia está pagando tasas de interés para la renovación de su deuda que muestra que está al borde la cesación de pagos, que en un intento para cuidar la reputación de la Unión Europea se la mencionaría como reestructuración de pasivos. Irlanda, Portugal y España se encuentran ante esa misma urgencia con intensidades diferentes. Grandes potencias como Francia e Italia también están ahogadas por una abultada deuda que presiona sobre sus presupuestos. La respuesta a esa emergencia ha sido la aplicación del recetario clásico del ajuste neoliberal. Por otras experiencias similares, entre las que se encuentra la argentina, se sabe que por esa vía sólo se profundiza la crisis de una deuda que es impagable en esas condiciones. Mientras avanzan los drásticos recortes en el gasto público y en la protección social, esta crisis está provocando una revisión general del pensamiento económico dominante. Pese a la resistencia de los sectores del poder económico, de las finanzas y de políticos conservadores, cada vez son más los economistas que se rebelan ante el patrón neoliberal, prevaleciente en gran parte del mundo académico, que se expande al sentido común de la sociedad. Un millar de economistas de 53 países, entre los que se encuentran Jeffrey Sachs, Paul Krugman, Joseph Stiglitz, pidieron a los ministros de Economía del G-20 que establezcan un impuesto sobre las tran-sacciones financieras. En esa tarea de cambiar ese paradigma, emergió en septiembre del año pasado el grupo “economistas aterrorizados”, que reunió la adhesión inmediata de 630 profesionales de la ciencia sombría, cantidad que luego se fue incrementando, que desde Francia están alertando sobre el destino europeo si se persiste en el sendero del ajuste sólo para proteger al mundo de las finanzas. En su página web economistes-atte rres.blogspot.com presentaron un documento que es una buena guía para animar la discusión sobre las alternativas a las políticas actuales de la Europa acorralada, que tienen alcance por fuera de esas fronteras.

Los economistas aterrorizados, liderados por Philippe Askenazy, Thomas Coutrot, André Orléan y Henri Sterdyniak, elaboraron el manifiesto “Crisis y deuda en Europa: 10 afirmaciones falsas, 22 medidas a debatir para salir del punto muerto”. Consideran que la mayoría de los economistas que intervienen en el debate público lo hacen para justificar o racionalizar la sumisión de los políticos a las exigencias de los mercados financieros. “El software neoliberal siempre es el único que se reconoce como legítimo, a pesar de sus patentes fracasos”, apuntan. Ese “software”, basado en la eficiencia de los mercados financieros, recomienda reducir el gasto público, privatizar los servicios públicos, flexibilizar el mercado del trabajo, liberalizar el comercio, los servicios financieros y los mercados de capital, aumentar la competencia en todos los campos y en todas partes. Ante esas recomendaciones, que se llevan a la práctica con consecuencias sociales devastadoras, resulta ilustrativa la enumeración de esas falsas afirmaciones porque pone en discusión verdades consideradas absolutas en el debate económico. Ese decálogo es el siguiente:

1. Los mercados financieros son eficientes.

2. Los mercados financieros son favorables al crecimiento económico.

3. Los mercados son buenos jueces de la solvencia de los Estados.

4. El alza espectacular de las deudas públicas es el resultado de un exceso de gastos.

5. Hay que reducir el gasto para reducir la deuda pública.

6. La deuda pública traslada el costo de los actuales excesos a las futuras generaciones.

7. Hay que tranquilizar a los mercados financieros para poder renovar la deuda pública.

8. La Unión Europea defiende el modelo social europeo.

9.El euro es un escudo contra la crisis.

10. La crisis griega ha permitido avanzar hacia una verdadera solidaridad europea.

Los últimos tres puntos se refieren específicamente a la situación europea, pero los restantes ofrecen un compendio de los postulados con los que el neoliberalismo sigue batallando pese al derrumbe del Muro de Wall Street. Como señalan los economistas aterrados, la crisis ha dejado al descubierto el carácter “dogmático e infundado” de la mayoría de esas afirmaciones reiteradas hasta la saciedad por quienes toman decisiones en el mundo empresario y por una parte de los políticos. Mencionan en forma oportuna que “todavía hoy el G-20 persiste en la idea de que los mercados financieros son el buen mecanismo de asignación del capital. La primacía y la integridad de los mercados financieros siguen siendo los objetivos finales que prosigue su nueva regulación financiera”. Esta concepción predominante en los gobiernos de las potencias interpreta la crisis no como un resultado inevitable de la lógica de los mercados desregulados, sino como el efecto de la deshonestidad e irresponsabilidad de algunos actores financieros mal vigilados por los poderes públicos.

La crisis se ha encargado de demostrar que los mercados no son eficientes y que no permiten una asignación eficaz del capital, lo que vino a confirmar los diferentes trabajos críticos que habían puesto en duda esta propuesta. El mundo de las finanzas desregulado y globalizado no genera estabilidad económica sino todo lo contrario: infla los precios de los activos en forma excesiva e irracional generando burbujas financieras. Una de las afirmaciones más usuales que circulan en el espacio público se refiere a que la deuda pública abultada es la consecuencia de un despilfarro presente en detrimento de las generaciones futuras (postulado 6). Los economistas aterrados señalan que “es otra afirmación falsa, que confunde economía doméstica y macroeconomía”. Afirman que la deuda pública es, en realidad, un mecanismo de transferencia de riquezas de los contribuyentes hacia los rentistas. Explican que la reducción de impuestos a los sectores de mayor poder adquisitivo, instalada por la administración de Ronald Reagan en Estados Unidos a comienzos de la década del ’80, que luego se extendió a Europa, fue una política fiscal de redistribución regresiva que agravó de manera creciente las desigualdades sociales y los déficit públicos. Esa política fiscal ha obligado a las administraciones públicas a endeudarse en los mercados para financiar esos déficit así creados. Se denomina esa política económica efecto jackpot: “con el dinero ahorrado de sus impuestos, los ricos han podido adquirir títulos de la deuda pública emitida para financiar los déficit públicos provocados por la reducciones de los impuestos...”, ilustran. Ponen como ejemplo que el servicio de la deuda pública en Francia representa 40.000 millones de euros, casi tanto como la recaudación del impuesto sobre la renta. Y rematan: “tour de force tanto más brillante cuanto que han logrado hacer creer a la sociedad que el culpable de la deuda era el gasto público en funcionarios, jubilados y la salud pública” para justificar el ajuste en esos rubros.

Interpelar estas afirmaciones falsas y mostrar que existen otras opciones posibles y deseables en materia de política económica requiere señalar, primero, las presiones del mundo de las finanzas sobre los gobiernos, para luego instrumentar medidas que desnuden la ineficacia económica y su potencial destructivo en el plano político y social de la estrategia del ajuste.

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